sábado, 24 de noviembre de 2012

PERIODO POSCLASICO

PERIODO POSCLASICO
El Período Posclásico es la última etapa del desarrollo independiente de la civilización mesoamericana. Como los otros períodos de la cronología mesoamericana, el inicio de este período varía en el tiempo, aunque se suele señalar la caída de las ciudades-Estado del Epiclásico del centro de Mesoamérica como el principio del Posclásico. Sin embargo, en todas las áreas de Mesoamérica ocurrió un proceso de deterioro de las hegemonías regionales del Clásico que concluyó con el abandono de las grandes metrópolis, como Monte Albán en Oaxaca o las ciudades mayas de las Tierras Altas. Por otra parte, el Norte de Mesoamérica fue escenario de un desastre ecológico que implicó el abandono completo de esa región. Ante estos hechos, las migraciones fueron un fenómeno que marcó el inicio del Posclásico. Estos cambios sociales que marcaron a las sociedades mesoamericanas ocurrieron entre los siglos VIII y X d.C. El final del Posclásico ocurrió con la llegada de los españoles hacia la segunda década del siglo XVI. A partir de entonces ocurrió un proceso de transculturación que remodeló las culturas indígenas y sentó las bases de las culturas mestizas de México y Centroamérica. Antiguamente, se solía presentar al Posclásico como una época dominada por Estados bélicos; en oposición con los pacíficos Estados del Clásico. Las nuevas interpretaciones de las evidencias arqueológicas sobre varios pueblos del Clásico —es el caso de los teotihuacanos y mayas— han dejado claro que la guerra también fue una actividad importante entre esas sociedades. Es especial la imagen de los mayas, a los que se solía imaginar como un pueblo gobernado por sacerdotes entregados a actividades intelectuales. En la actualidad, aunque se reconocen las diferencias entre las sociedades mesoamericanas clásicas y posclásicas, la oposición entre Estados militaristas y Estados teocráticos ha dejado de tener validez explicativa.
El Posclásico es el contexto histórico en el que florecieron pueblos como los mexicas y toltecas en el Centro; los mixtecos en Oaxaca y este de Guerrero; los tarascos en el Occidente; los huastecos en el norte de la llanura del Golfo de México; los mayas en la península de Yucatán y los pipiles en América Central.
Características generales del Posclásico mesoamericano
Las sociedades del Posclásico mesoamericano siguieron desarrollándose sobre las mismas bases materiales que en tiempos anteriores. Esto quiere decir que la base de la economía siguió siendo la agricultura, sobre todo de temporal. Algunas regiones poseían mejores condiciones para el desarrollo de sistemas de irrigación que produjeran mejores resultados agrícolas, por ejemplo, en las riberas de los ríos o de los lagos. Algunas zonas con humedad baja desarrollaron también sistemas hidráulicos, con el propósito de aprovechar mejor los recursos hidrícos existentes. Por ejemplo, en Tetzcuco se construyeron acueductos que sirvieron para llevar agua desde los manantiales de la Sierra Nevada tanto a la población como a las zonas de cultivo del señorío acolhua.
DURANTE EL POSCLÁSICO TEMPRANO (900-1200 D.C.)
, por vez primera la Cuenca de México no fue la región más importante del Altiplano Central. Las dos principales ciudades de la época, Tula y Cholula, se encontraban situadas en áreas vecinas y, en especial la primera, ejercían influencia sobre la cuenca. Para finales de este periodo, la población iba en aumento y la región se encaminaba al auge que caracterizó al Posclásico Tardío. En el Posclásico Temprano hubo pocos centros grandes de población en el centro y el sur, aunque sí varios asentamientos pequeños. En cambio, en el norte de la cuenca, en las inmediaciones del área de Tula, se encuentra la mayor parte de los grandes asentamientos del Posclásico Temprano. Ahí vivieron, tal vez, dos terceras partes de los habitantes de la región.
Hacia finales del periodo hubo un aumento significativo de población y una mayor urbanización en el centro y el sur de la cuenca, a la vez que en el norte se concentraban grandes poblaciones. La mayor parte de los centros de este tiempo –como Huexotla, Coatlinchan, Culhuacan, Iztapalapa, Chalco, Xico, Xochimilco, Tacuba, Atzcapotzalco, Tenayuca y Xaltocan– se desarrollaron en las extensas márgenes de los lagos poco profundos y pantanos. Se hicieron por primera vez intentos a gran escala, aparentemente exitosos, por drenar los pantanos y así apareció en las ciénagas del lago Chalco-Xochimilco la agricultura chinampera, altamente productiva. No fue sino hasta el Posclásico Tardío, sin embargo, cuando se desarrolló por completo esta técnica agrícola de gran productividad, pero que requiere grandes cuotas de trabajo, bajo el amparo de la consolidación y expansión del Estado mexica con sede en Tenochtitlan
Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.)
El dominio mexica
Varios siglos desde que la otrora poderosa ciudad de Teotihuacan fuera abandonada por sus habitantes. Nuevos pueblos tratan de tener el control del Centro de México, entre ellos los toltecas, quienes fundan su ciudad de Tula, en el actual estado de Hidalgo. El poder tolteca se deja sentir en diversas regiones de Mesoamérica y hay quienes piensan que los aztecas o mexicas, en sus inicios, son un grupo más sujeto a ese poder. El mito y la realidad histórica se entrelazan para hablarnos acerca de los orígenes de este pueblo. Hay quienes se inclinan a que los habitantes de Aztlan formaron parte del imperio tolteca, como tributarios, en tanto que otros investigadores piensan que este pueblo siempre estuvo presente dentro de los límites de la Cuenca de México y que Aztlan era un concepto mítico. Sea como fuere, las crónicas nos hablan de un pueblo sometido que, una vez destruido el poder tolteca, se desplaza en busca de tierras promisorias. Muchas fueron las peripecias que tuvieron que enfrentar hasta llegar a asentarse definitivamente en medio del lago de Texcoco, en donde fundan la ciudad de Tenochtitlan en terrenos pertenecientes al señor tepaneca de Azcapotzalco.
Diversas fuentes históricas coinciden en señalar como el año de fundación el de 1325 d.C. Ahora sabemos que el 13 de abril de aquel año tuvo lugar un eclipse solar que comenzó a las 10:54 de la mañana y tuvo una duración de 4 minutos y 6 segundos, conforme a los cálculos de la astronomía moderna (Galindo, 1994). Lo anterior nos lleva a pensar que, ante tal acontecimiento, los sacerdotes mexicas adaptaron la fundación al fenómeno celeste, pues bien sabemos las connotaciones que éste tenía: la lucha entre el Sol y la Luna, entre los poderes diurnos y nocturnos, expresado en varios mitos. También sabemos cómo el mexica quiere emular a sus antecesores toltecas, haciendo suyos varios sucesos de su historia y mitos. Buen ejemplo de esto lo tenemos en el caso de la “peregrinación” mexica y algunos acontecimientos que suceden durante el transcurso de ésta, que nos recuerdan los que ocurren en el curso de la propia “peregrinación” de los toltecas. Otro caso lo vemos cuando el mexica busca las “señales” del lugar en donde habrán de asentarse en medio del lago de Texcoco y encuentran corrientes de agua, una azul y otra roja, con culebras, ranas, peces, tules y otros elementos, todos blancos, al igual que los toltecas lo encontraran al llegar a la ciudad sagrada de Cholula, según la Historia Tolteca-Chichimeca. Al día siguiente de haber encontrado los símbolos toltecas mencionados, lo que legitima el lugar, encuentran los suyos propios, esto es, el águila parada sobre el tunal, símbolo de Huitzilopochtli.
La edificación de la ciudad siguió patrones ya establecidos. Como imagen del cosmos, la nueva ciudad va a orientarse conforme al movimiento solar y a dividirse en cuatro cuadrantes, como ocurriera en la antigua ciudad de Teotihuacan. Según algunos cronistas, como Fernando Alvarado Tezozómoc (1975) y fray Diego Durán (1951), fue su dios Huitzilopochtli quien instruyó la manera en que debía de establecerse la ciudad. Así, en medio de los cuatro barrios se establece el centro fundamental que forma el espacio sagrado o de habitación de los dioses.

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