miércoles, 28 de noviembre de 2012

CUESTIONARIO FINAL


1.    CUANTAS AREAS CULTURALES EXISTEN Y CUALES SON?
Son 8 y son:
·         Área Centro de México
·         Área maya
·         Área Oaxaca
·         Área Guerrero
·         Área Occidente
·         Área Norte
·         Área Centro américa.
·         Área Golfo de México

2.    MENCIONA LOS PERIODOS CULTURALES Y LAS CULTURAS QUE LO INTEGRAN

·         Periodo preclásico:
Preclásico temprano: cultura de Tlatilco
Preclásico medio: cultura olmeca
Preclásico tardío: cultura de cuicuilco

·         Periodo clásico:
Clásico temprano: cultura de Teotihuacán, mixteca y zapoteca
Clásico tardío: cultura maya

·         Periodo posclásico:
Posclásico temprano: tolteca
Posclásico tardío: culturas mexicas y tarascos


3.    QUE ES UN HORIZONTE CULTURAL?
Es un espacio geográfico donde antes existieron civilizaciones, ya que en una misma área cultural se pueden presentar distintos horizontes culturales, periodo en el que un mismo estilo cultural se presenta.
4.    MENCIONA QUE ES CULTURA Y LOS TIPOS DE CULTURA.
Es el conjunto de maneras de actuar y pensar compartidos por los hombres dentro de una sociedad
ü  Cultura simbólica
ü  Cultura estructural
ü  Cultura histórica
ü  Cultura tópica
ü  Cultura mental
ü  Cultura civilizada
ü  Cultura analfabeta
ü  Cultura alfabeta
ü  Cultura primitiva

5.    EXPLICA LA IMPORTANCIA DE PATRIMONIO
El patrimonio es importante porque son bienes valiosos, materiales e inmateriales heredados por los antepasados, ya que este va de generación en generación.

6.    MENCIONA LOS TIPOS DE PATRIMONIO Y SU IMPORTANCIA
·         patrimonio cultural
Está conformado por bienes culturales que la historia le declara a una nación y este se divide en tangible e intangible
ü  Tangible: (mueble)
Comprende los objetos arqueológicos, históricos, religiosos, artísticos.
ü  Tangible: (inmueble)
Está constituido por aquella parte invisible, engloba los modos de vida , los derechos fundamentales del ser humano


·         patrimonio natural
Variedad de paisajes que conforman la flora y fauna de un territorio
7.    RELACIONA CULTURA, TURISMO, PATRIMONIO, AREAS CULTURALES
Son importantes para llevarse a cabo el turismo ya que todo surge a partir de nuestra historia, en las áreas culturales, surgieron muchos eventos que han marcado nuestra historia, por lo que pertenece a nuestro patrimonio, nuestra cultura, es una base fundamental para el turismo porque necesitamos nuestros relatos, nuestras historias, monumentos, lenguajes, creencias por ellos es que todos son un complemento.
8.    EXPLICA LA IMPORTANCIA DEL PATRIMONIO INTANGIBLE Y SU RELACION CON EL TURISMO
Este es importante porque el patrimonio intangible está constituido por el lenguaje las costumbres, religiones, leyendas, mitos, música ya que es llamativo para el turista.

9.    REALIZA UNA DESCRIPCCION DE UN PATRIMONIO REAL Y UNO IDEAL
Para mi patrimonio real es algo que es visualizado, tangible, como un manuscrito, artefactos históricos, libros, etc. y un patrimonio ideal, es algo que está en la mente, que es intangible, como las leyendas, mitos, costumbres, lenguaje, etc.











10. REDACTA EN UNA CUARTILLA LA IMPORTANCIA DE LA ARQUEOLOGIA Y EL TURISMO
El recurso arqueológicos es un recursos social, cultura y también económico para su utilización tanto económica como educativa , es un proceso de construcción sociocultural del pasado donde deben participar diferentes factores sociales, con mayor o menor grado de responsabilidad pero todos con el compromiso de velar por los bienes culturales, tanto en el aspecto material como simbólico y significativo.
En este sentido el rol de las autoridades, instituciones, comunidades, pobladores es crucial para lograr una comunicación fluida y transparente, en medida que los pueblos se desarrollan en diferentes aspectos, se debe tener en cuenta la importancia de realizar estudios técnicas que prevengan la destrucción o deterioro parcial, o total de algunos sitios arqueológicos, como caminos, casonas, balcones ya que estos son indicios de nuestros antepasados.
Dicho lo anterior podemos decir que la arqueología y su relación que tiene con el turismo juegan un rol vital para la comprensión de nuestra historia, ya que por medio de las zonas arqueológicas que se han descubierto se ha recabado información muy importante acerca de los procesos históricos que ha sufrido nuestro país. Por medio del turismo toda esta información ha podido ser transmitida a todos los turistas que con el afán de salir de su ambiente cotidiano realizan viajes por toda la república y aprovechan esto para visitar esta zonas y por tanto obtener la información que se ha descubierto por medio de la arqueología.
También cuando las instituciones educativas realizan viajes a estos históricos espacios contribuyen a la distribución y difusión de nuestra historia, y mas importante es que toda esta información es transmitida a niños y jóvenes, lo cual es importante para que estos puedan desarrollarse profesionalmente además de formar en ellos una identidad acorde con su país.

sábado, 24 de noviembre de 2012

TENOCHTITLA (TEMPLO MAYOR)













ETNIAS

COCHIMÍ
(Baja California Norte)
En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.
El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano.
Los cochimí, conocidos también como diegueños o laymon, se autonombran en su lengua m’ti-pa. Ocupan las mesetas costeras de los municipios de Tecate, Tijuana y Ensenada; sus principales núcleos de población están en las localidades de la Huerta, Ojos Negros, Peña Blanca y español de Manteca. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registró un total de 82 hablantes de cochimí, 80 de los cuales se encontraban en Baja California.














CUCAPÁ.
(Baja California Norte).
En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.
El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano.
Los cucapá se autonombran es-pei, viven en las vegas del río Colorado o Hardy, al sur del valle de Mexicali, en las localidades el mayor indígena, Pedro Cervantes, colonia Carranza y los ejidos de Zacatecas, Durango y Nuevo León. Existen otras dos áreas territoriales de menor importancia poblacional: una en la Poza de Arvizu, municipio de San Luis Colorado, en Sonora y otra en las reservas de Somerton, Estados Unidos. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registró un total de 178 hablantes de esta lengua, de los cuales 82 habitaban en Baja California y 94 en Sonora.













KILIWA
(Baja California Norte).
En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.
El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano.
Los kiliwa se denominan a sí mismos ko’lew, que significa «hombre cazador». Su lengua es conocida también con los nombres de quinicua, quiniwa, kolew, kj’wash, koj wash o ko’ jwaksh. Sus principales asentamientos están en las rancherías localizadas en el área conocida como Arroyo de León y en algunas comunidades como Santa Catarina, conviven con miembros del grupo Paipai. Esta región se ubica en el municipio de Ensenada, delegación del Álamo, dentro del valle de La Trinidad, al norte de la sierra de San Pedro Mártir y al sur de la sierra de Juárez, específicamente en las estribaciones de una pequeña serranía llamada localmente sierra de los tecolotes. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) se reportaron 52 hablantes de este idioma, la mayoría de los cuales se encontraban en Baja California.
Las actividades productivas de la población indígena originaria de la entidad dependen, por un lado, de las condiciones del terreno ocupado y los recursos naturales que les proporciona su entorno y, por otro, del desarrollo de las actividades agropecuarias e industriales en tierras o poblados vecinos. En general, todos se dedican a las labores agrícolas y ganaderas dentro de sus propios terrenos o contratándose como jornaleros en los pueblos cercanos.
Una fuente de ingresos proviene del trabajo eventual que desempeñan en la rama industrial de la región y de la elaboración de artesanías tradicionales que venden ocasionalmente en los mercados de sus localidades. El cultivo de maíz, frijol, cebada y trigo, así como la recolección de frutos silvestres, cumplen funciones generalmente de autoconsumo en todos los grupos.
La vivienda tradicional se construye aprovechando los materiales del lugar, tales como mezquite, álamo, sauce, chamizo, carrizo y cachanilla. Los servicios de electricidad, drenaje y agua entubada son deficientes.
Todos los asentamientos indígenas se encuentran comunicados a través de caminos de terracería, brechas y caminos rurales que conectan a la red carretera federal.









 















KUMIAI.
(Baja California Norte).
En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.
El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano.
Los kumiai o kimiai, se llaman a sí mismos ti’pai. Sus comunidades se ubican en las mesetas costeras y están distribuidas en tres áreas territoriales: los de San José de la Zorra, municipio de Ensenada, y los de Neji y el Álamo, municipio de Tecate. Su lengua también es conocida como kamia, kmuyai o kemiaia.
En el censo del año 2000 se reportaron 161 hablantes de esta lengua, la mayoría en Baja California.



PAIPAI.
(Baja California Norte).
En la parte norte del territorio de Baja California, específicamente en los municipios de Ensenada, Tecate y Mexicali, se asientan cinco grupos indígenas que tienen un origen común. De acuerdo con el sitio ocupado en el territorio, las etnias bajacalifornianas reciben distintos nombres; así los cochimí y kumiai son llamados habitantes de la meseta; los cucapá son conocidos como rieños y los paipai y kiliwa reciben el apelativo de serreños.
El clima de la región es seco y extremoso. En la costa, la altitud oscila de los cero a los 500 msnm, en tanto que en la serranía llega a alcanzar hasta 2 000 m. el suelo es árido y semiárido con una vegetación en donde predominan los matorrales dispersos. Entre la flora encontramos gobernadora, palo verde, torote, jojoba, palo fierro, biznaga y otros cactos. En la sierra se encuentran bosques de pino enano.

Los paipai quienes se autonombran akwa’al a o akwa ala se asientan en las sierras de Juárez y San Pedro Mártir, en el municipio de Ensenada, con tres localidades importantes: Santa Catarina, Jamao y San Isidro. En el censo del año 2000 se reportaron 201 hablantes de paipai, viviendo mayoritariamente en Baja California.
GUARIJÍOS.
(Sonora y Chihuahua).
Los guarijíos se autodenominan macurawe o macoragüi, término que significa «los que agarran la tierra» o «los que andan por la tierra». Su territorio se ubica al sureste del estado de Sonora en las faldas de la Sierra Madre Oriental, donde colindan los estados de Sonora y Chihuahua. En este último estado se encuentran dispersos en los municipios de Chínipas, Guazapares, Moris y Uruachi.
En Sonora, el terreno es escabroso y son escasas las planicies; por él cruzan varios arroyos y ríos, afluentes del río mayo que baja al valle del mismo nombre y que anteriormente desembocaba en el mar; entre éstos están el arroyo Guajaray y el Mochibampo.
La población está dispersa entre varias comunidades principales y rancherías menores para el mayor aprovechamiento de las condiciones del terreno de algunas pequeñas zonas de riego en los márgenes de los arroyos; o se encuentran básicamente en los municipios de Álamos y el Quiriego, Sonora.
La lengua de los guarijío pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto-nahua, y se le conoce como guarojío, guarijío, varogío o varohío. De esta lengua se reconocen dos variantes; una de Sonora y otra de Chihuahua. En general la población es bilingüe, a excepción de algunos ancianos que desconocen el español.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), reporta que a nivel nacional había un total de 1 671 hablantes de guarijío, 917 de ellos en Chihuahua y 732 en Sonora.
El territorio guarijío tiene una topografía accidentada, con alturas de hasta 1 800 msnm. El clima varía de semiseco a semihúmedo y de cálido a semicálido, con temperaturas que van de los 44°C hasta los 12°c bajo cero. Los suelos son de baja calidad para las labores agrícolas, a excepción de las tierras ubicadas en los márgenes de los ríos.
La vegetación de las partes bajas, laderas y lomeríos corresponde a selva baja caducifolia, donde encontramos palo dulce, guamúchil, palo chino, palo colorado, amapa, tempisque, tepehual, cazahuate, colorín, mezquite, palo fierro, palo verde y papaches. En las zonas de mayor altitud, la vegetación está compuesta de bosques de pino y encino.
Practican una agricultura de temporal y para el autoconsumo, con base en la siembra del maíz y el frijol; eventualmente comercializan el ajonjolí y el chile chiltepín. La economía familiar es complementada con la venta de artesanías que elaboran con palma, madera, barro y textiles. Los varones buscan trabajo asalariado en la pizca del algodón y tomate, en los distritos de riego de navojoa y ciudad obregón.
Las casas están hechas de adobe, con postes de madera y techos de tierra o de palma; constan de una o dos habitaciones y tienen una enramada anexa de varas, ramas y palma; ahí pasan la mayor parte de su tiempo ya que el clima es cálido.

Su asentamiento es disperso; las viviendas se encuentran en grupos de dos o tres casas en lo alto de los cerros, cerca de los arroyos o pozos de agua.
La construcción de las casas es una tarea del sexo masculino, los hombres cortan y acarrean los troncos y la palma, y hacen el adobe. Bajo la enramada, fuera de la casa, se encuentra un fogón para la preparación de alimentos y una vasija de agua.
Las sillas, mesas y catres son de fabricación casera, hechas con madera y cuero de chivo o de vaca. La mayoría de las viviendas carece de servicios básicos de drenaje, agua entubada y electricidad.
Entre los guarijíos ha desaparecido el vestido tradicional. Las mujeres usan pantalón y falda encima de él, blusas hechas por ellas mismas o compradas.
Desde niñas usan pañoletas en la cabeza y sandalias de plástico. Los hombres visten pantalón y camisas comunes, huaraches de tres puntadas y sombrero vaquero, comprado fuera de la región. En los días de fiesta los maynates (cantores) se ponen una pañoleta en la cabeza; los danzantes no tienen un traje especial, sólo danzan descalzos.
Sus principales fiestas son las Tuburadas o Tuguradas. Se espera que un hombre guarijío realice en su vida tres de estas fiestas en donde participa un cantor, danzantes, músicos y se ingiere comida ritual.













MAYOS.
(Sinaloa - Sonora).
Según la tradición oral del grupo, la palabra mayo significa «la gente de la ribera». Los mayos se reconocen a sí mismos como yoremes, «el pueblo que respeta la tradición»; en contraposición, al hombre blanco le llaman yori, «el que no respeta».
La región mayo se localiza entre la parte norte del Estado de Sinaloa y sur de Sonora. Las altitudes de su territorio varían desde el nivel del mar hasta los 100 m en la zona costera y los valles; hacia las faldas de la Sierra Madre Occidental llegan a los 2 000 m.
Según datos del XII Censo General de Población y Vivienda (2000), a nivel nacional se reportan 31 513 hablantes de mayo, de los cuales la mayoría residía en 11 municipios de Sonora, entre los que destacan Etchojoa, Huatabampo y Navojoa; y en menor medida en seis municipios de Sinaloa: Ahome, Fuerte, Guasave, Culiacán, Choix y Sinaloa de Leyva, en el primero de estos estados, la cifra total de hablantes de mayo ascendía a 24 114 personas, mientras que en segundo se identificaba una cifra importante de 6 865 hablantes.
La lengua hablada por los mayos, al igual que los yaquis, es el cahita, también conocida como mayo o yoreme. Esta lengua pertenece a la familia taracahita del tronco yuto-nahua y está emparentada con el tarahumara y guarijío. Algunos lingüistas piensan que el mayo en realidad es una lengua distinta a la yaqui y no sólo se trata de variantes de una misma lengua.
La lengua dominante en la región es el español. Los índices de monolingüismo en este grupo son reducidos, registrándose generalmente entre los ancianos y los niños pequeños.
El territorio mayo abarca tres distintas subregiones: la falda de la sierra o sierra baja, el valle y la franja costera, con un clima que varía entre desértico y subtropical.
En la zona predomina la agricultura intensiva y altamente tecnificada donde es común el uso de fertilizantes, pesticidas y sistemas de riego, aunque también existe una franja de temporal. La producción se organiza ejidalmente; entre los mayos es frecuente que renten su tierra y se empleen ellos mismos como jornaleros agrícolas.
La vivienda se construye con diversos materiales que proporciona el medio ambiente, las hay a base de carrizo, corazón de pitahaya o sahuaro enjarrado de adobe.
En algunas casas se utiliza techo con estructura de madera y carrizo con emplastes de tierra, de adobe enjarrado y encalado para evitar el salitre. Normalmente cada hogar cuenta con una enramada hecha de postes de mezquite y techada con carrizo, tule o palma de acuerdo con la región.
Los rasgos de vestimenta tradicional mayo son prácticamente inexistentes. Sólo las antiguas referencias los describen con algunas pieles y telas rudimentarias y posteriormente, en el periodo revolucionario, con vestimenta de manta en hombres y mujeres. Actualmente, es común entre hombres y mujeres el uso de telas como la mezclilla y zapatos de corte moderno. En la vida ceremonial se conservan algunos elementos, sobre todo en el vestuario de los danzantes de pascola y venado y en algunos objetos de carácter emblemático utilizados en las ceremonias rituales.
Dentro de su vida social juegan un papel muy importante los centros ceremoniales, en donde se congregan los integrantes de diversas comunidades aledañas para la organización de sus fiestas tradicionales.










PÁPAGOS.
(Sonora).
Durante la época colonial se les llamó «pimas altos», pero a partir del siglo XIX se les denominó pápagos, término que significa «comedores de frijol» o «pimas frijoleros»; se les aplicó este nombre porque su siembra principal era el frijol.
Ellos se reconocen a sí mismos con el término tohono o’otham, que quiere decir «gente del desierto».
El pápago es un grupo binacional desde que el establecimiento de la línea fronteriza entre México y Estados Unidos dividió su territorio, por lo que sus miembros tuvieron que elegir alguna de las dos nacionalidades. En la porción norteamericana, los pápagos fueron confinados a una pequeña reservación, mientras que del lado mexicano fueron despojados de la mayor parte de su territorio.
Se localizan en Arizona, Estados Unidos y en Sonora, México.
Desde 1937, en Estados Unidos los acuerdos de la Indian Reorganization Act (1934) dividieron el territorio de las reservaciones pápago en once distritos; cada uno de ellos tiene su propio consejo y cuenta con dos representantes en el Papago Tribal Council.
En 1983 se creó en Sells, la cabecera de la reservación, la oficina Tohono O’otham In Mexico Office, que se encarga de las relaciones entre los o’otham de ambos países.
Se estima que hay una población de 335 hablantes de o’otham en sonora, que habitan principalmente en los municipios de Altar, Caborca, Plutarco Elías Calles y Saric, aunque el Censo General de Población y Vivienda (2000) registró sólo 125 hablantes de pápago en Sonora y 141 a nivel nacional.
En Estados Unidos se calcula su número en alrededor de 20 000 personas, muchas de las cuales se concentran en la reservación de Sells.
Según varios estudios lingüísticos, la lengua pápago, también conocida como pima alto, himeri o tono-ooh’tam se clasifica dentro de la familia pimana (también llamada tepimana) del tronco yuto-nahua. Tiene relación cercana con la lengua pima y la tepehuana.
En México son los adultos, generalmente los ancianos, quienes utilizan más el pápago en sus conversaciones. Entre los tohono o’otham de Estados Unidos hay un número elevado de bilingües que hablan inglés y el idioma vernáculo. Algunos o’otham de ambos países que viven cerca de la frontera hablan pápago, español e inglés.
El desierto de altar-yuma, o desierto de Sonora-Arizona es uno de los lugares con los más bajos índices de humedad en todo el mundo. Tiene una fauna pobre y vegetación baja, diseminada en manchones de matorral espinoso. Se considera llanura desértica, su clima es seco desértico muy cálido, extremoso, con fuertes variaciones en cuanto a la temperatura y la humedad; hay zonas con clima tipo estepario semicálido.
El desierto se ha ido transformando con la introducción del ganado, la excavación de pozos profundos y el trazado de caminos; además han florecido importantes centros de población.
Actualmente la ganadería es parte fundamental de la economía de los pápagos del lado norteamericano; un pequeño y selecto grupo de familias controla grandes manadas que se destinan a la venta; otras que son la mayoría, apenas cuentan con unas pocas cabezas que sólo venden en casos de extrema necesidad. Debido a la adversidad del clima, la escasez de agua, lo inhóspito del suelo y la invasión del ganado, muchos pápagos se han visto obligados a emigrar para emplearse en las zonas de agricultura tecnificada en el Estado de Sonora, o bien a Estados Unidos como jornaleros.
Cada vez es mayor el número de pápagos que decide instalarse en las reservaciones de Estados Unidos, donde se les proporciona facilidades para establecerse y beneficios en cuanto a atención de la salud, escuelas y mayores ingresos.
En México los pápagos viven en pequeñas rancherías. La vivienda tradicional es de planta cuadrangular, tiene muros de adobe, bajareque o piedras amalgamadas con barro; techos de paja o de carrizo y argamaza, que son planos con cierto declive; los pisos son de tierra apisonada. Algunas habitaciones tienen ventanas, en ellas hay cajones y roperos de madera, camas de madera o de metal o tapexcos (catres).
Más que por la ropa, los antiguos pápagos se distinguían por las elaboradas decoraciones de pintura facial que usaban como protección ante el inclemente sol del desierto y como un medio de simbolizar el estatus y las condiciones del individuo.
Actualmente en su mayoría los o’otham usan ropa elaborada industrialmente.
En las reservaciones, los jóvenes simpatizantes de los movimientos revivalistas de los indios norteamericanos, recuperan algunos antiguos rasgos como el pelo largo, trenzado o con un pañuelo atado a la cabeza.
Las artesanías de los pápagos son figuras de madera tallada, piezas de alfarería y cestas. Su alfarería es rústica; la hechura de los recipientes incluye la recolección de la materia prima en los bancos de barro, el cual filtran y mezclan con arena muy fina y estiércol seco de vaca; cuecen las piezas en un horno con palos de choya y estiércol. Sus mejores y más finas piezas artesanales son las de cestería. Las «coritas», cestas y bandejas, de palmillo y torote (plantas del desierto que las mujeres colectan, preparan y tejen) alcanzan elevados precios en Estados Unidos. En los diseños y decorados de las coritas plasman símbolos de una estética relacionada con su pensamiento mítico. La cestería es un quehacer femenino que involucra a mujeres de las reservaciones de Arizona y es una importante fuente de ingresos. En cambio, en México la fabricación de coritas ha desaparecido prácticamente entre ellos.
En las reservaciones de Arizona, la tribu ha recuperado la propiedad de 1 250 817 has., en cambio, en México ocupan menos del 10% de lo que fue su antiguo territorio.
Su religión gira en torno al culto del «hermano mayor», deidad que controla la naturaleza, aunque han aceptado algunos aspectos de la religión católica, con un santo patrono en cada pueblo y celebran algunas fiestas cristianas.




























PIMAS.
(Sonora - Chihuahua).
Los pimas se nombran a sí mismos o’ob, que significa «la gente», «el pueblo». Con el término pima se designa a un conjunto muy variado de sociedades indígenas, como los pimas del desierto, pimas de la sierra o los pimas gileños. A los mestizos o «blancos» se les designa con el término yori.
En la época colonial los pimas se dividían en tres subgrupos principales, dos de los cuales han desaparecido. Los pimas yécoras aún conservan rasgos culturales propios y se concentran en la región de Maycoba, Sonora; y en Yepáchic, Mesa Blanca, Pinos Verdes, en los alrededores de Canoachi y el Mineral de Dolores, municipio de Madera, Chihuahua.
La población pima se encuentra diseminada en una multitud de pequeños asentamientos y en la periferia de algunos pueblos y ciudades con población mestiza.
Algunos investigadores calculan que existen alrededor de 860 hablantes de pima, aunque el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) reportó sólo a 741 hablantes de esta lengua a nivel nacional.
La lengua pima deriva del tronco yuto-nahua y se le clasifica en la familia pimana, junto con el pápago y el tepehuano. También se le conoce con el nombre de pima bajo, nevome, otam o yécora.
La agricultura de subsistencia se basa en el cultivo de unos cuantos productos. El cultivo del maíz parte fundamental de la economía desde tiempos prehispánicos, al igual que el trigo y la papa se rotan año con año para hacer más productivos los campos; las hortalizas más comunes son el tomate, el chícharo, los chiles, la cebolla y el ajo; hay árboles frutales como el manzano, la pera y el durazno. Cultivan con azadón y palo sembrador, generalmente compran o rentan animales a los yoris para arar. Complementan su producción con la cría de animales domésticos: gallinas, guajolotes, cerdos y burros; pocos tienen cabezas de ganado caballar o caprino.
La apertura de las minas y el despojo de las tierras indígenas dieron lugar desde hace unos cien años a un proceso de proletarizacion de los indígenas que continúa hasta la actualidad. En la década de los años 60 el trabajo en las empresas forestales remplazó el trabajo en las minas como una fuente importante de ingresos. Los pimas del ejido de Maycoba operan en la actualidad una empresa comunal para la explotación de la madera.
Las casas pimas tienen un solar en el que hay un huki, construcción semisubterránea provista de un techo de tierra o de tierra y paja, con una pequeña entrada, la cual protege del calor del sol al tejedor de palma y a sus productos; un tapanco o una pequeña bodega para granos, un corral y un huerto de hortalizas. Las casas de la periferia son de adobe con techo de palma o lámina. Los hogares más prósperos cuentan con estufa. Generalmente cocinan en un comal de barro o de metal; tienen sillas y mesas de madera, trastos de cerámica o peltre, molino de mano, además de rústicas camas de madera o petates.

La vestimenta tradicional de los pimas era de manta (pantalón y camisa para los hombres), este traje se ha cambiado por el de “tipo vaquero” que consiste en pantalón de mezclilla y camisa de manta larga a cuadros, de algodón o fibras sintéticas, huaraches o teguas (especie de mocasines de piel), hechos por ellos mismos, y sombrero, tejido con palma real por las propias mujeres pimas.
Las mujeres usan vestidos, blusas y faldas de algodón y nylon estampados y de vistosos colores, suéteres, zapatos de piel o plástico, fabricados industrialmente. La mayoría usa pañoleta o mascada sobre la cabeza o alrededor del cuello.



















                                                                                                                         


TARAHUMARAS.
(Chihuahua - Durango - Sonora).
Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri que significa «corredores a pie»; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr). Para ellos es sinónimo de las personas o los humanos.
Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el Estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora. Comparten esta región con los tepehuanes, pimas, guarojíos y mestizos. De los grupos originarios de la región es el más numeroso y habita un espacio más amplio que los demás por lo que a su territorio también se le denomina Sierra Tarahumara.
Los rarámuri se concentran en 17 municipios entre los que destacan por su alta densidad de población indígena: Guachochi, Urique, Batopilas, Balleza, Carichí y Guazapares. También es significativa su presencia en Bocoyna, Guadalupe y Calvo, Guerrero, Maguarichi, Morelos, Nonoava, Cuauhtémoc e Hidalgo del Parral.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 70 842 hablantes de tarahumara en el Estado de Chihuahua y 75 545 a nivel nacional, aunque estimaciones del antes Instituto Nacional Indigenista calculaban una cifra de 98 847 tarahumaras.
La lengua tarahumara o rarámuri forma parte del tronco yuto-nahua, familia taracahita. Algunos estudiosos afirman la existencia de varias lenguas tarahumaras, en tanto que otros señalan que sólo se tratan de variantes dialectales, que sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.
Los tarahumaras habitan en ranchos; su vivienda consiste en una casa habitación, un granero y un corral de madera. Las casas se construyen rústicamente con madera, adobe, cantera o piedra, dependiendo del material que haya en la región.
Lo más común es encontrar viviendas hechas de troncos de pino dispuestos de manera horizontal, uno sobre otro, con techo de canoa o de vigas de dos aguas; los troncos son ensamblados en las esquinas y las rendijas son tapadas con una mezcla de lodo. La vivienda se utiliza para guarecerse del frío o la lluvia, pero es muy común que la gente duerma y cocine a la intemperie. En el invierno, los tarahumaras bajan de las montañas para vivir en las barrancas de la región, en lo que se conoce como la baja tarahumara.
Actualmente, la indumentaria se ha perdido en algunas partes de la sierra, en tanto que en otras se mantiene; es la mujer quien sigue conservando la vestimenta tradicional. Esta consiste en una falda o siputza hecha con tela estampada de colores fuertes a la que se le da volumen con otras faldas que se usan debajo; una blusa o napatza confeccionada con amplias mangas; un pequeño cuello circular y pliegues; una manta a manera de chal o chíniqui, bordada en sus extremos con hermosos motivos de flores y guías que se utiliza para cargar a los hijos; una pañoleta alrededor de la cabeza o koyera y huaraches o aká.
El indumento tradicional masculino consta de un amplio blusón o napatza, hecho de manta blanca o estampada que cae hasta la cintura o incluso hasta la pierna; una tágora o cotensa que consiste en un lienzo de manta blanca dispuesto a manera de calzón y amarrado a la cintura con una faja de lana; una banda o koyera y huaraches.
Las mujeres hacen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; en algunos lugares también usan la palma y palmilla para tejer canastas de diversos tamaños. Los hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Unos y otros tejen cobijas y fajas de lana con figuras geométricas. La artesanía producida se vende en Creel, Carichí, Batopilas, Guachochi y Bocoyna. Algunos forasteros se acercan a los pueblos para comprar artesanía y exportarla.
La explotación forestal de la sierra ha provocado la tala inmoderada de los bosques con la consecuente desaparición de algunas especies de la flora y la fauna de la región y ha desequilibrado notablemente la ecología de ciertas áreas.
Las tierras susceptibles de cultivo se localizan en pequeñas laderas y mesetas donde las labores agrícolas se desarrollan en los meses de clima benigno pues las bajas temperaturas, en algunos casos menores a los 10ºc, se presentan de octubre a marzo.
Para los tarahumaras la principal actividad para su subsistencia es el cultivo del maíz. Alrededor de él se organiza la mayor parte de su vida cotidiana y ceremonial. Las tierras de cultivo se encuentran dispersas en pequeñas mesetas y laderas lo que influye en la dispersión de los asentamientos que se organizan en rancherías. La fragilidad del suelo sólo permite el trabajo agrícola con instrumentos manuales y de tracción animal. Se utiliza el estiércol de ganado caprino y vacuno para la fertilizaciòn de los campos, aunque en algunos lugares depende de los fertilizantes químicos.
La cría y el cuidado del ganado es también una actividad importante sobre todo en los municipios de Balleza, Carichí y Nonoava. La posesión de animales es un símbolo de riqueza. Complementan su economía con la venta de artesanías, el empleo asalariado en los aserraderos o centros de población más cercanos, así como la migración en busca de empleo a los Estados de Sonora, Sinaloa y Durango.









SERIS.
(Sonora).
Los seris se llaman a sí mismos konkaak, que significa en su lengua «la gente», también son conocidos como konkauk, comcaac o salineros. El término seri, en cambio, proviene de la lengua yaqui que significa «hombres de la arena».
Para el año 2000 existían, de acuerdo con el XII Censo General de Población y Vivienda, 425 hablantes de seri en Sonora y 458 a nivel nacional. Su lengua pertenece al tronco hokano y tiene parentesco con las lenguas de la familia tequistlateca.
Hoy la mayoría de la población es bilingüe y en algunos casos trilingüe (seri, español e inglés). La población seri mantiene su lengua con gran vitalidad, no adoptan términos en español para designar los nuevos elementos culturales que se han agregado a su vida, sino que crean nuevos términos en seri.
El territorio konkaak comprende un área aproximada de 211 000 ha al nivel del mar; está integrado por una parte continental y por la isla de tiburón. La población se concentra en dos localidades de la costa desértica del Estado de Sonora: Desemboque, municipio de Pitiquito y Punta Chueca, municipio de Hermosillo. Sin embargo, durante la temporada de pesca migran hacia campos pesqueros como El Sargento, El Dólar, La Ona, Los Paredones, Las Víboras y El Egipto, que se encuentran entre las localidades antes mencionadas.
En esta región el clima es caluroso, con temperaturas superiores a los 40°c y precipitaciones pluviales de 75 a 200 mm por año; el clima es muy seco o desértico.
Con tales características el desarrollo de la agricultura ha sido hasta ahora imposible y aun la ganadería se ha topado con dificultades. Así, la principal fuente de aprovechamiento siguen siendo los casi 100 kms. De litoral que poseen para su uso exclusivo, de donde obtienen almeja, mejillón, ostión, caracol, camarón, langosta, cazón, tiburón, atún, sierra, curvina, anchoveta, arenque de rabo, baqueta, lenguado, lisa, mero y caguama.
El trabajo artesanal consiste actualmente en el tallado en madera de palo fierro, con el que se producen figuras zoomorfas, el tejido de coritas (canastos) de diferentes tamaños y la elaboración de collares de caracoles, conchas, vértebras de víbora de cascabel y de pescado, semillas y últimamente también chaquira.
Su cosmovisión, sus ritos y otras manifestaciones culturales están fuertemente impregnadas de su antigua condición nómada, y se encuentran vinculadas con la naturaleza. Sus principales fiestas siguen siendo las de la pubertad, la llegada de la caguama de los siete filos, los ritos de muerte y los asociados con el inicio del año nuevo y el término de la elaboración de las coritas.
Para sus ceremonias emplean zumbadores de madera, sonajas de hojalata, percutores hechos con jícaras invertidas y sostenidas sobre agua y el omichihuatli que es un raspador o palo estriado que se raspa con otro para que suene sobre la vasija invertida. Los konkaak se han caracterizado por su resistencia a perder su identidad, su territorio y su autonomía.
Una de sus luchas más importantes es por la conservación de su territorio y lugares sagrados.












YAQUIS.
(Sonora).
Los yaquis se nombran a sí mismos yoremes, palabra que significa hombre o persona. El término yori es utilizado para designar al hombre blanco. Los yaquis hablan la lengua cahita, yaqui, o yoreme, la cual pertenece a la familia taracahita, del tronco yuto-nahua.
El actual territorio yaqui abarca una extensión de 485 235 has.
Sobre las que se extiende el distrito de riego número 18, en la región conocida como Valle del Yaqui, al oriente del Estado de Sonora. Los municipios en donde se ubica son: Guaymas, Bácum, Cajeme y Empalme. Los pueblos tradicionales yaquis son ocho: Cócorit, Loma de Bácum, Tórim, Vícam, Pótam, Belem, Rahúm y Huirivis.
De acuerdo con el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), había 12 467 hablantes de yaqui en sonora y 13 317 a nivel nacional.
La actividad fundamental de la economía yaqui es la agricultura de trigo y algodón con fines comerciales. Con la modernización de la explotación agrícola en la región, los yaquis se emplearon en un primer momento como jornaleros de propietarios privados o de instituciones crediticias oficiales. Desde 1935, año en que se formó la comisión de irrigación de el yaqui, que limpió el canal, han luchado porque sus tierras puedan recibir el agua de riego.
La ganadería ha pasado a ser una de las mejores posibilidades de la economía yaqui. Actualmente el ganado dispone de un área de pastizal de por lo menos 15 mil has., y existen una docena de sociedades ganaderas en la sierra.
Otras actividades remuneradas y complementarias son el corte de madera de mezquite y carrizo que son permitidas con el permiso de las autoridades tradicionales. Hay una mina de carbón, pero su explotación es mínima. En las costas yaquis se trabajan las grandes salinas.
Predomina el tipo de vivienda tradicional, que se compone de una o dos piezas que varían su función de acuerdo con la temporada del año. En verano los cuartos permanecen como bodegas y se duerme en catres bajo la enramada (cobertizo hecho de ramas); ahí se ubica la cocina que cuenta con un fogón, la mesa y estufa de gas; durante el invierno los cuartos se convierten en dormitorios.
El material predominante para su construcción es el carrizo y el mezquite enjarrado con barro tanto en muros como en techos, dejando uno de los muros sin enjarrar con el fin de lograr una ventilación adecuada. La estructura es de horcones de mezquite plantados en el suelo, y ramas verticales y horizontales de éste árbol sujetas con lazos. La mayoría de las casas yaquis tienen un patio adyacente para diferentes actividades como la cría de animales, preparación de carne seca, cultivo de frutales y hortalizas y el entretenimiento de los niños.
Para el varón, la indumentaria se compone de pantalón de corte vaquero y camisa a cuadros de colores vivos con paliacate al cuello. El sombrero es imprescindible.

El calzado común es el huarache de tres puntas con plantilla de cuero y correa trenzada, y entre los jóvenes o los de mayor capacidad económica, las botas vaqueras. Las mujeres y niñas llevan una falda plisada de algodón o satín de colores vivos con encaje blanco en el borde, blusa combinada y rebozo sobre los hombros o sobre el cabello trenzado.
Calzan sandalias o huaraches y usan aretes, collares y pulseras de oro, chaquira o fantasía.
Los danzantes elaboran las máscaras que utilizan en sus danzas, collares de conchas y piedras marinas y cinturones con pezuñas de venado. Los músicos fabrican sus tambores y flautas. Algunas familias manufacturan petates, canastas y coronas de carrizo; también se elaboran platos y tazas de barro que utilizan para las fiestas y después destruyen.

También confeccionan faldillas, blusas, manteles, servilletas y mantos.








TEPEHUANOS.
(Chihuahua - Durango - Nayarit).
Los tepehuanos de Chihuahua se nombran a sí mismos ódami, mientras que los de Durango se reconocen como o’dam, que significa «gente». El término tepehuano, de origen colonial, proviene de la raíz náhuatl, tepetl, cerro y el sufijo hua, que indica posesión. Tepehuano quiere decir entonces «gente de las montañas».
Utilizan el término obhai para referirse a los mestizos o extranjeros.
Los tepehuanos, debido al proceso de colonización se dividen en dos grupos, conocidos como tepehuanos del norte que viven en Chihuahua, y los del sur que habitan en los Estados de Durango y Nayarit.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 25 544 personas de más de 5 años hablantes de tepehuano; en el Estado de Chihuahua había 6 178, y de éstos el 83% vivía en el municipio de Guadalupe y Calvo. Los principales asentamientos son Nabogame, Llano Grande, Barbechitos, El Venadito y Baborigame. En Durango se encontraron 17 051 hablantes de tepehuano, distribuidos en San Bernardino de Milpillas Chico Y San Francisco de Lajas en el municipio de Pueblo Nuevo; María Magdalena Taxicaringa, Santiago Teneraca, San Francisco de Ocotán y Santa María de Ocotán y Xoconoxtle en el municipio de Mezquital; y en San Andrés Milpillas Grande, municipio de Huajicori, Nayarit, donde a nivel estatal había 1 422 hablantes de esta lengua.
El idioma de los ódami u o’dam, también llamado ódame o tepecano, pertenece al tronco lingüístico yuto-nahua o yuto-náhuatl, familia pimana. En Chihuahua y Durango esta lengua presenta variantes dialectales, aunque algunos lingüistas señalan que se trata de lenguas distintas. En la actualidad el idioma ódami, al igual que el resto de las lenguas indígenas, ha estado sometido a la presión y competencia del español. Casi el 89% de los integrantes de este grupo es bilingüe y sólo el 11% es monolingüe.
En Chihuahua, las áreas de tierra cultivable son manchones diseminados a lo largo y ancho de la región. Es posible que este hecho tenga relación con la propia dispersión en la que viven las familias dentro de su territorio. Cultivan maíz, frijol, calabaza y papa. Muchas familias poseen huertos donde cultivan hortalizas, las cuales son atendidas por las mujeres.
Su producción es únicamente para el autoconsumo.
Los ódami no conservan casi ningún rasgo de su indumentaria tradicional, particularmente los hombres se visten a la usanza mestiza. Algunas mujeres siguen usando su vestido típico, cuyo origen se piensa es del siglo XIX. Es una blusa de cuello cerrado y botones en la pechera, con pinzas al frente y por detrás. La falda es ancha y larga, de dos holanes con adornos de listón en el bies de cada holán, son de colores fuertes y telas floreadas. En la cabeza usan un pañuelo que cubre el cabello y se peinan con una trenza que portan por delante. Su calzado consiste en huaraches de cuatro orificios con suela de llanta y correa larga de piel que se enreda en los tobillos.
Elaboran productos con materiales que obtienen de su ambiente. En Chihuahua, por ejemplo los bules y jícaras, que son frutos de una planta, son utilizados como recipientes para transportar líquidos. Con madera de madroño se hacen cucharas y bateas. Con barro se elabora una gran variedad de ollas y platos; generalmente la mujer es la que trabaja la cerámica. Sus instrumentos musicales también los hacen ellos mismos, como los violines y sonajas de madera y las flautas de carrizo. Entre los tepehuanos del sur se fabrican morrales de estambre (de telar o punto de cruz) y redes de ixtle o de cordón plástico, sombreros de soyate, equipales, bancos, pipas de carrizo y barro y alfarería sin decoración.
Las viviendas constan de una sola habitación, que sirve de cocina y dormitorio. En las cumbres, las casas se construyen con troncos de madera rolliza entrecruzada en las esquinas.
Los techos son un tejabán de tableta de pinos que permanece impermeable de diez a quince años. En los barrancos, las paredes se construyen con una mezcla de piedra y lodo, sostenidas por dos horcones y una viga transversal, el techo es de dos aguas, a veces de palma o bien, de tableta, un lado del techo no llega a juntarse con la pared para permitir una adecuada ventilación en el interior. Algunas viviendas carecen de una pared, lo cual es muy funcional debido al calor intenso en el verano barranqueño y porque el humo de la lumbre, empleada para la elaboración de alimentos, escapa con mayor facilidad. La innovación más importante en la construcción de casas en los últimos años es quizá la sustitución de los grandes troncos por tablas más endebles, desperdicio de los aserraderos.
Entre los tepehuanos de Durango la ganadería es la actividad económica más importante. Participan en ella todos los comuneros; manejan de preferencia el ganado vacuno, caprino y en menor escala el ovino y porcino. No existen buenos pastizales, por lo que se practica la ganadería extensiva. No se produce maíz suficiente, ni siquiera para el autoconsumo. Se cultiva en las laderas, con muy bajo rendimiento, con el palo sembrador o coa. Otro recurso que explotan es el bosque.
En el grupo del sur, el mitote o xiotal es una ceremonia ritual en donde se danza alrededor del fuego durante la noche al son de un arco musical. Hay dos clases de mitote: el familiar, al que asisten los parientes con descendencia patrilineal y, el comunal al que van, hipotéticamente, todos los miembros de la comunidad. Por lo regular celebran dos de cada uno de ellos para pedir lluvias en mayo y para bendecir los elotes en octubre; también se organizan mitotes de curación.






KIKAPÚES.
(Coahuila).
Los kikapúes se llaman a sí mismos kikaapoa, que significa «los que andan por la tierra». Algunos autores lo derivan de ki wika pa wa: «el que está alrededor» o «el que se mueve, aquí o allá». A fines del siglo XVII, los kikapúes se encontraban al sur de Wisconsin, al oeste del lago Michigan, Estados Unidos, aunque debido a su tradición nómada, no se puede asegurar que sean originarios de ese lugar. Actualmente son un grupo binacional, pues la mayor parte de la población kikapú vive en reservaciones norteamericanas, entre las que destaca la de Oklahoma.
En México, viven en el lugar conocido como el nacimiento de los kikapúes, ubicado en el municipio de Melchor Múzquiz, Coahuila. Este municipio colinda al norte con el municipio de Acuña; al sur con San Buenaventura y Progreso; al oriente con Zaragoza, San Juan de Sabinas y Sabinas, al occidente con Ocampo. Se encuentra entre la unión de las sierras Santa Ana y Santa Anita, en donde nacen los manantiales del Río Sabinas.
Los kikapúes sólo cuentan con una zona urbana de tipo compacto, aunque su distribución no es homogénea. El uso del suelo es comunal, a excepción del de las viviendas que son propiedad privada. La población mestiza, llamada «mexicana», habita en todo el municipio de Melchor Múzquiz, sus propiedades colindan con las de los kikapúes.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000), registró 125 hablantes de kikapú en Coahuila y 138 a nivel nacional.
La lengua kikapú o metusenene, pertenece al tronco algonquino, familia algonkiniana, originaria de las tribus que habitan en el actual territorio de Estados Unidos y la hablan todos los miembros de esta comunidad. La mayoría de ellos habla también español e inglés.
En 1856 un grupo de kikapúes, mascogos y seminoles solicitaron al gobierno mexicano un territorio para vivir. El gobierno aceptó a cambio de que los indígenas defendieran a los pobladores mexicanos de los ataques de los comanches.
Entre 1873 y 1878 tropas norteamericanas invadieron territorio mexicano, presionando a los kikapúes para que regresaran a las reservaciones norteamericanas.
Posteriormente el gobierno mexicano les concedió terrenos nacionales y bajo el mandato del Presidente Lázaro Cárdenas se les dotó de un ejido. Este territorio kikapú, considerado por ellos como campamento de invierno, se convirtió en un lugar sagrado, donde se celebran cacerías rituales de venado y misas que ofrendan a sus dioses.
La vivienda tradicional se renueva dos veces al año, una es la de invierno (apakvenikane) de forma elíptica, con una estructura de troncos delgados y cubiertos de tule a lo largo, formando grandes tapetes; en el centro se coloca el fuego sagrado. La casa para el verano (utenikane) es de forma rectangular, con paredes de carrizo, techo elíptico de tule, con un anexo al frente. En el interior se encuentran camas de varas delgadas sostenidas por troncos, algunas tienen colchones o petates, al centro está el fuego sagrado.
Elaboran esta casa quienes se quedan a cuidar el campamento, y los que no emigran temporalmente a Estados Unidos.
El atuendo tradicional kikapú ya casi no se usa; hombres y mujeres utilizan ropa comercial común y corriente y prefieren la mezclilla.
La ropa tradicional sólo se usa en ceremonias rituales. El vestido de las mujeres consiste en blusas y faldas floreadas con pliegues y holanes; se adornan con aretes y collares, calzan tehuas. Para los hombres consta de camisas con alforzas y puños largos de campana, con plisados y encajes, abiertas por los costados. Sobre la camisa usan un chaleco de piel de venado bordado con chaquira. Algunas veces se complementa con un saco o chamarra. Los pantalones de piel, conocidos como mitazas, tienen holanes y borlas de estambre.
Calzan tehuas bordadas con chaquira.
La caza es la principal actividad de los hombres kikapúes, de ella se abastecen de carne y pieles. La cacería tiene un carácter ritual, se realiza de manera grupal durante todo el año, sobre todo de enero a abril, meses de celebraciones religiosas de año nuevo, bautizos y misas de agradecimiento a Kitzihaiata, su dios.
La agricultura es una actividad secundaria, pues ellos han sido cazadores por excelencia desde hace mucho tiempo. En el nacimiento existen pequeñas parcelas individuales cultivadas principalmente por personas mayores que no emigran; siembran trigo, avena, maíz, cebada, frijol y calabaza.
La recolección de nueces y de chile kipin o piquín tiene cierta importancia comercial; los árboles silvestres son propiedad de los kikapúes, y cualquier miembro de la tribu puede recolectar sus frutos; los intermediarios llegan al poblado a comprarlos.
Su mayor fuente de ingresos es el trabajo a jornal que realizan en Estados Unidos, en la cosecha de frutas y hortalizas.









NAHUAS.
(Puebla - Veracruz - Hidalgo - San Luis Potosí - Guerrero - Estado de México - Distrito Federal - Tlaxcala - Morelos - Oaxaca - Tabasco - Tamaulipas - Michoacán - Jalisco - Durango - Nayarit).
El término nahua hace referencia a una comunidad lingüística compuesta por una serie de grupos que hablan la lengua mexicana y que, herederos de las grandes culturas del altiplano central, llegaron a dominar la cuenca de México y la región mesoamericana en la época prehispánica.
El vocablo nahua significa hablar con claridad, con autoridad o conocimiento, aunque en algunas regiones los nahuas se refieren a sí mismos como macehuale, campesinos, tal vez haciendo referencia a la antigua división clasista de la sociedad nahua que dividía a la población en pillis y macehuales. Estos últimos eran la gente del común, los tributarios, casi siempre campesinos.
Actualmente los pueblos nahuas están distribuidos en el territorio nacional desde Durango hasta el sur de Tabasco. Se encuentran en mayor número en Puebla, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí y Guerrero, y en menor proporción en el Estado de México, Distrito Federal, Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Tabasco, Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Durango y Nayarit.
Desde el punto de vista lingüístico, las lenguas nahuas, también conocidas como azteca, macehuali, mexicanero, mexicano, náhual o nahuat, pertenecen al tronco yuto-nahua, y junto con el pipil, lengua indígena centroamericana, forman la familia náhuatl, cuya antigüedad es de aproximadamente 45 a 47 siglos. Los especialistas consideran que el náhuatl tiene cuatro variantes: a) náhuatl del oeste (Toluca, Michoacán, Guerrero y Morelos), b) náhuatl central (valle de México, Puebla y Tlaxcala), c) náhuatl septentrional (la huasteca) y d) náhuatl del este (Puebla, Veracruz, Oaxaca y el pipil de centroamérica).
En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 1 448 936 hablantes de náhuatl a nivel nacional, lo que coloca a esta lengua como la primera lengua indígena del país, considerando que su número constituyó el 24% de la población hablante de lengua indígena registrada.
Los nahuas son pueblos agricultores que tienen un profundo respeto por la naturaleza, expresado en su trabajo, ceremonias rituales y fiestas. Sus productos artesanales están destinados a cubrir necesidades cotidianas. Así, encontramos pueblos alfareros, herreros o dedicados a producir objetos rituales como las ceras, el papel picado, las máscaras o la pirotecnia.
Los actuales pueblos nahuas han heredado una tradicional cosmovisión mesoamericana basada en una oposición dual de contrarios que divide el cosmos en fuerzas complementarias y opuestas. El ser humano debe procurar la armonía con sus semejantes y con la naturaleza pues los excesos, imprudencia y transgresiones ponen en peligro su salud y su vida.

Los grupos nahuas no forman una unidad política, sino están diseminados en el territorio nacional, configurando sociedades regionales específicas en donde interactúan con mestizos y otros grupos étnicos.















                                                                                                                                                                           








HUICHOLES.
(Durango - Jalisco - Nayarit)
Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango.
La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se le conoce como huixarica, o tejí niukiyari.
Según el XII Censo General De Población y Vivienda (2000), en el estado de Nayarit existían 16 932 hablantes de huichol; 10 976 en Jalisco; 1 435 en Durango y 330 en el estado de Zacatecas, ascendiendo a 30 686 el número de hablantes a nivel nacional.
Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y Guadalupe Ocotán en Nayarit.
La región que habitan, llamada por ellos Huicot, es atravesada por la Sierra Madre Occidental, cuenta con elevaciones que van de los 1 000 a los 3 000 msnm, encontrándose profundas barrancas, que hacen del territorio una zona de difícil acceso.
Debido a estas condiciones orográficas, las vías de comunicación terrestre son escasas; no existen carreteras pavimentadas, por lo que la comercialización es difícil.
El patrón de asentamiento es disperso. Se calcula que existen alrededor de 400 rancherías en un área de 4 107 km.
Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las deidades y ancestros.
La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los bordados de los trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina Cuexcomatitlán son más vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan.
La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color, enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca (shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos de colores.

Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana.
Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o zapatos deportivos.
En su territorio las superficies aptas para el cultivo son escasas debido a que predominan los terrenos inclinados.
Datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, informan que existen 140 mil has. De área boscosa en la región, las cuales en su mayoría son explotadas por compañías del estado de jalisco. La explotación forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la erosión de los suelos.
Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz, calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos.
Existe una importante migración temporal. Conservan aún rasgos de un pueblo seminómada; su vida religiosa, política y económica está organizada de tal modo que constantemente cambian de lugar de residencia.
Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son las personas más respetadas de la comunidad.
Una de las características principales de su religión es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos.
El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las deidades.
Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el peyote.
Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para «encontrar la vida».
Existen relaciones cercanas con los Coras, debido a que con ellos tienen interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen a este grupo de peyote.


En cambio las relaciones con los tepehuanes son delicadas, pues se han suscitado conflictos en ciertas regiones por invasión de terrenos.













MEXICANEROS.
(Durango - Nayarit).
El pueblo que vive en la región del gran nayar y habla la lengua náhuatl, se llama a sí mismo mexicanero. Las principales comunidades mexicaneras son Santa Cruz de Güejolota, en el municipio de Acaponeta, Estado de Nayarit (en donde son vecinos del pueblo cora o náayariite), San Pedro Jícora y San Buenaventura, en el municipio de Mezquital, Estado de Durango (en donde son vecinos del pueblo tepehuán del sur u o’dam). Los mexicaneros también comparten el territorio Nayar con el pueblo huichol. La mayoría de los mexicaneros son bilingües (mexicanero-español), aunque también hay trilingües y hasta algunos casos excepcionales de cuatrilingüismo (tepehuán-huichol).
De acuerdo a la tradición oral, una peregrinación del norte iba siguiendo la trayectoria de una águila que finalmente detendría su vuelo en Tenochtitlan; algunos hijos de estos peregrinos se dispersaron llegando a su actual asentamiento. Según otra versión, en el trayecto de la misma peregrinación, algunos se quedaron en Guadalajara y de ahí llegaron a su actual asentamiento.
Los mexicaneros acostumbran la residencia patrilocal, de manera que cuando una pareja contrae matrimonio construye una casa cercana a la casa del padre del esposo. El mismo sentido patrilineal tiene la herencia de la tierra.
Los asentamientos son dispesos: unas cuantas familias ocupan el centro político-religioso y otras las rancherías de la comunidad, localalidades que se encuentran a cierta distancia del centro.
Existen dos tipos de vivienda: una, de temporada seca, cercana a las milpas; otra, de tiempo de lluvia, que generalmente está en un cerro alejado de los servicios del centro político-religioso de la comunidad. Las viviendas están integradas generalmente por tres construcciones: dormitorio, cocina y “carretón”, bodega elevada, descubierta al frente, donde se almacenan granos y herramientas. Debido al clima, en temporada de calor se duerme a la intemperie.
Durante la temporada seca, muchos mexicaneros migran temporalmente a la costa nayarita, a los municipios de Acaponeta y Ruiz, en donde, se contratan como jornaleros agrícolas para el ensarte de tabaco y el corte de caña.
Tras esta temporada de trabajo, regresan a sus comunidades para iniciar las labores agrícolas y las ceremonias ligadas a ellas: los Xuravet, ceremonias de petición de lluvia y salud.
Anualmente se realizan cinco Xuravet en la comunidad: el de los tamales (febrero), el del agua (mayo) y el de la bendición del elote (septiembre); en cada una de estas fechas, se realizan una o dos ceremonias hasta completar cinco; en el ámbito familiar también se realizan los Xuravet como respecto a la residencia y la herencia, con una tendencia patrilineal.
En todos los casos, los Xuravet se hacen en los patios, sean comunales o familiares, se enciende una fogata, se danza, se reza, se acuerda quiénes irán a “venadear” y, de ser exitosa la caza, se consume una comida ritual preparada a base de venado. Estas ceremonias son conducidas por el mayor y la mayora del patio, quienes mantienen su cargo hasta la muerte.
Además de las fiestas agrícolas de Xuravet, los mexicaneros celebran las fiestas patronales, el carnaval, la semana santa y todos santos. Para estas celebraciones, la máxima autoridad religiosa es el mayordomo, quien se ayuda del prioste, el pasionero y el tinantzil o copalero.
Durante estas fiestas, los mayordomos se encargan de proveer al animal sacrificial que servirá de alimento: la res.
Las autoridades civiles de la comunidad: gobernador, suplente, alguacil, capitán de campo y ayudantes, participan y cooperan en la realización de las diversas ceremonias religiosas.
Los médicos tradicionales descubren su vocación y aprenden su oficio en sueños. Lo mismo que los mayores de patio, para poder ejercer su conocimiento, los médicos tradicionales deben ayunar y retirarse al monte un mes al año durante cinco años.
Además de tratar diversas enfermedades (para cada una de las cuales tienen una flecha, considerada medicina junto con el tabaco macuche que sirve de correo para comunicarse con dios), los médicos tradicionales mexicaneros llevan a cabo diversos ritos de paso: a las niñas, al cumplir el primer y el segundo año de vida, cuando mudan, cuando les comienzan a crecer los senos y al llegar la menarquía les hacen el cochiste; a los muertos, al cumplir un año de fallecido se les realiza la “corrida del alma”.















CHICHIMECA JONAZ.
(San Luis Potosí - Guanajuato).
Los chichimeca jonaz utilizan la palabra úza, "indio", y su plural ézar, "indios" para referirse a sí mismos y, en general, a cualquier persona indígena. Solamente cuando hablan español emplean para autonombrarse las palabras chichimeca, chichimeco, chimeco o meco.
Habitan en una comunidad del municipio de San Luis de la Paz, en el estado de Guanajuato, en un poblado que está a 2,070 msnm. Ellos nombran a este lugar rancho uza (rancho indígena) o misión de chichimecas. La carretera del municipio divide el asentamiento en dos partes, al poniente la misión de abajo y al oriente la misión de arriba.
Para el año 2000, en el XII Censo General de Población y Vivienda, se reportaron 1,641 chichimeca jonaz a nivel nacional, de los cuales 1,433 hablantes residían en el estado de Guanajuato, mientras que 115 habitaban en San Luis Potosí. Su lengua pertenece a la familia otopame del tronco otomangue y está estrechamente emparentada con las lenguas pames.
La comunidad ézar se encuentra en una zona semidesértica con un clima semiseco. La temperatura media anual oscila entre los 14 y 20° C. Las especies de la flora corresponden al matorral desértico de hojas pequeñas. Es notorio el deterioro ecológico de la zona ya que han desaparecido muchos cactus, mezquites y nopales para dar paso a las tierras de cultivo. Por otra parte, la cacería extinguió algunas especies como el pavo silvestre, que se cazaba todavía a principios de siglo.
Los ézar realizan trabajos como jornaleros, molineros, regadores o apicultores en las comunidades y ranchos vecinos. Practican una agricultura de autoconsumo, cultivando maíz, frijol, chile, calabaza, jitomate, camote y papa. El maguey es cultivado comercialmente para la extracción de aguamiel y quiote.
Sus casas habitación son de adobón y teja o de ladrillo con colado de cemento. El piso es de tierra. La antigua vivienda tradicional estaba hecha de piedras apiladas, sin ventanas, con techo de dos aguas cubierto de palma o pencas de maguey, prácticamente ha desaparecido.
Las prendas tradicionales como los quexquémitl, una especie de abrigos de palma y ciertos aditamentos de cuero, se dejaron de usar desde principios de siglo. Actualmente visten a la manera del campesino mestizo. Las fiestas más importantes para la comunidad son las de San Luis Rey de Francia y de la Virgen de Guadalupe. El compromiso de la organización de las fiestas lo heredan las familias. Un elemento importante en éstas, es la danza chichimeca, que se representa en tres capillas. Los componentes sonoros son el violín, la tambora y los machetes que entrechocan; los combatientes suman entre 15 y 45 personas.
































HUASTECOS.
(San Luis Potosí).
Los huastecos se llaman a sí mismos teenek, que deriva de la contracción te’inik de te’, “aquí”, e inik “hombre”, significa literalmente “los hombres de aquí"; su lengua, conocida también como tenek o teenek, deriva del tronco maya y es el único idioma de esta familia, separado geográficamente del territorio ocupado por los hablantes de otras lenguas mayenses.
Su territorio abarca una porción del noreste de San Luis Potosí y otra área del noreste del estado de Veracruz, ambas en la región conocida como La Huasteca.
Los municipios potosinos que concentran a la población teenek son: Aquismón, Tanlajás, Ciudad Valles, Huehuetlán, Tancanhuitz de Santos, San Antonio, Tampamolón Corona y San Vicente Tancuayalab. En Veracruz destacan Tantoyuca, Chontla, Chinampa de Gorostiza, Tempoal y Tantima.
El clima es cálido húmedo con una temperatura media anual de 23.5°C. El área está cubierta por una red fluvial compuesta por una gran cantidad de arroyos estacionales que alimentan a diversos ríos, en donde predominan los bosques tropicales.
En el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, se registraron 150 257 hablantes de huasteco a nivel nacional, de los cuales 87 327 se concentraban en 17 municipios de San Luis Potosí y 51 625 en 15 municipios de Veracruz, aunque otros núcleos importantes se encontraron en Tamaulipas con 4 083 hablantes y Nuevo León con 2 457.
Su hábitat, otrora exuberante, hoy está sujeto a un proceso de degradación irreversible, con una deforestación creciente de las partes serranas y la contaminación de las aguas de algunos de los ríos.
Son un pueblo agricultor, que además del maíz y frijol produce algunos cultivos comerciales como la caña de azúcar, el café en pequeña escala, el ajonjolí, el arroz y el cacahuate y frutales como la naranja, el plátano, la piña y el mango.
Su economía se complementa con el trabajo asalariado de los jóvenes que migran temporalmente a los centros urbanos y a las regiones productoras de caña u hortalizas de La Huasteca.
Las comunidades huastecas cuentan con una jerarquía de cargos que constituyen el gobierno comunal y a cuya cabeza se encuentra un consejo de ancianos conocido como los "principales", quienes son consultados en los asuntos más importantes de orden colectivo.
Las mujeres huastecas mantienen su indumentaria tradicional que consiste en un enredo de tela negra de percal o sintética, amarrado a la cintura con una faja y una blusa de corte cerrado. Encima llevan el dhayem (o quexchémitl en náhuatl) con bordados de cruces simbolizando los puntos cardinales, árboles de la vida, animales y flores. El tocado o petob es un arreglo del cabello trenzado en círculo alrededor de la cabeza con estambres de colores. Aunque muchas jóvenes actualmente visten a la manera de las campesinas mestizas, usan su vestido tradicional en los días de fiesta.
A mediados de la década de los 70 la fuerte presión sobre la tierra en la región huasteca generó un gran movimiento social de solicitantes de tierra en donde ocuparon un lugar destacado las comunidades teenek. El movimiento logró la expropiación de grandes latifundios de la región.























PAMES.
(Querétaro - San Luis Potosí).
Los pames se llaman a sí mismos xi’ui que significa «indígena», este término se utiliza para referirse a toda persona descendiente de no mestiza.
La región pame, también conocida como pamería, se encuentra en la región montañosa y desértica de la sierra madre oriental del estado de San Luis Potosí y una pequeña fracción del norte de Querétaro. Dentro del primero, la zona xi’ui comprende cinco municipios: Ciudad del Maíz, Alaquines, Tamasopo, Rayón y Santa Catarina. En el estado de Querétaro se ubican principalmente en los municipios de Jalpa de Serra y Arroyo Seco.
El territorio presenta variaciones altitudinales que van de los 350 a los 1 640 msnm, con tres tipos contrastantes de vegetación. Una boscosa de encino y pino en las zonas más elevadas; otra tropical de hojas perennes, con abundancia de palo mulato, cedro rojo, encino y roble en el municipio de tamasopo y el este del de ciudad maíz, y finalmente una vegetación de tipo matorral submontano con huizache, mezquite, cactus y agaves en los municipios de Ciudad Maíz y Alaquines.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 8 312 hablantes de pame a nivel nacional. En el estado de San Luis Potosí se encontraron 7 975 hablantes de pame concentrados en los municipios de Santa Catarina, Tamasopo y Rayón. En el estado de Querétaro se registraron 104, aunque otras fuentes reportan la existencia de un número mayor.
Algunos especialistas consideran que existen por lo menos dos lenguas pames: el pame del norte y el del sur. Estas forman parte del tronco lingüístico otomangue, familia otopame. El pame del norte también es conocido como xi yui, xi’ yui, xi’oi, xigue o xiuch, en tanto que, en Hidalgo, el pame del sur es llamado meco.
Cada individuo que forma una nueva familia construye su vivienda ayudado por sus familiares y amigos; la construcción de la vivienda es un asunto exclusivamente masculino. La casa habitación tradicional es un jacal de planta cuadrada o rectangular, a veces con uno o dos lados redondeados, las paredes son de una hilera de varilla de madera o dos hileras que contienen piedras, en ocasiones las paredes se enjarran con lodo. También son comunes las paredes de tablones o de adobes. Los techos por lo general son de «dos aguas» cubiertos de palma, aunque cada vez son más comunes los techos de lámina galvanizada.
En el aspecto de indumentaria, los xi’ui no se distinguen de la población mestiza, dado que siguen el patrón común de la población rural regional.
Con las fibras de la palma las mujeres hacen chiquihuites, petates y venteadores; también elaboran piezas de alfarería como son comales, cántaros y otros enseres de cocina.
Los hombres xi’ui elaboran canastos y colotes de carrizo, además de fabricar en madera una serie de implementos necesarios para las labores agrícolas y el menaje doméstico, de este mismo material también fabrican máscaras. La producción artesanal se dedica tanto al autoconsumo como al mercado.





















                                                     





HUICHOLES
(Durango - Jalisco - Nayarit)
Los huicholes se llaman a sí mismos wirrárika, o su plural, wirraritari. Habitan al norte del estado de Jalisco en los municipios de Mezquitic y Bolaños; en el estado de Nayarit en La Yesca y El Nayar y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango.
La lengua huichol pertenece al tronco yuto-nahua, familia corachol. También se le conoce como huixarica, o tejí niukiyari.
Según el XII Censo General De Población y Vivienda (2000), en el estado de Nayarit existían 16 932 hablantes de huichol; 10 976 en Jalisco; 1 435 en Durango y 330 en el estado de Zacatecas, ascendiendo a 30 686 el número de hablantes a nivel nacional.
Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños en el estado de Jalisco y Guadalupe Ocotán en Nayarit.
La región que habitan, llamada por ellos Huicot, es atravesada por la Sierra Madre Occidental, cuenta con elevaciones que van de los 1 000 a los 3 000 msnm, encontrándose profundas barrancas, que hacen del territorio una zona de difícil acceso.
Debido a estas condiciones orográficas, las vías de comunicación terrestre son escasas; no existen carreteras pavimentadas, por lo que la comercialización es difícil.
El patrón de asentamiento es disperso. Se calcula que existen alrededor de 400 rancherías en un área de 4 107 km.
Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras recubiertas de lodo y con techos de paja. Hay casas con una sola habitación que tienen doble función: sirven como dormitorio y a la vez como cocina. En algunos lugares hay casas con varias habitaciones. En tiempo de calor, los huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde almacenan el grano. Junto a la vivienda construyen pequeñas casas llamadas ririki, «casas de dios», que son pequeños templos de adobe dedicados a las deidades y ancestros.La vestimenta varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, sobre todo del traje masculino. Los bordados de los trajes de San Andrés Cohamiata y Santa Catarina Cuexcomatitlán son más vistosos que los de San Sebastián y Tuxpan.
La indumentaria de las mujeres consiste en una blusa corta de un sólo color, enaguas interiores y exteriores, un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca (shavaresh) y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas (rahuarero); dichas prendas están bordadas con diseños simétricos de colores.
Los huicholes usan sombrero de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana.
Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o zapatos deportivos.
En su territorio las superficies aptas para el cultivo son escasas debido a que predominan los terrenos inclinados.
Datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, informan que existen 140 mil has. De área boscosa en la región, las cuales en su mayoría son explotadas por compañías del estado de jalisco. La explotación forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la erosión de los suelos.
Las actividades productivas que se realizan son principalmente para el autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos básicos son el maíz, calabaza, amaranto, frijol, chile y algunos frutos.
Existe una importante migración temporal. Conservan aún rasgos de un pueblo seminómada; su vida religiosa, política y económica está organizada de tal modo que constantemente cambian de lugar de residencia.
Entre las autoridades tradicionales se encuentran los kawiteros (ancianos virtuosos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son las personas más respetadas de la comunidad.
Una de las características principales de su religión es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos.
El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio más importante para trascender el mundo profano y la manifestación material más obvia de lo sagrado, es el intermediario entre el hombre y las deidades.
Una de las fiestas más importantes es la del maíz tostado que se lleva a cabo durante el desmonte y quema de los terrenos, en este ritual se manifiesta la unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el peyote.
Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra del peyote, que es considerado un lugar sagrado donde moran los dioses. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para «encontrar la vida».
Existen relaciones cercanas con los Coras, debido a que con ellos tienen interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen a este grupo de peyote.
En cambio las relaciones con los tepehuanes son delicadas, pues se han suscitado conflictos en ciertas regiones por invasión de terrenos.
















CORAS.
(Nayarit).
Los coras se llaman a sí mismos nayeri, aunque existen gentilicios para los habitantes de cada comunidad, de tal manera que a los de Santa Teresa se nombran "quamaruchi", los de Jesús María "ahusete" y los de Mesa del Nayar "yohke".
Habitan en la porción noreste del estado el Nayarit sobre todo en los municipios de Acaponeta, El Nayar, Rosamorada, Ruiz y Tepic. Comparten un territorio con otros grupos indígenas: huicholes, mexicaneros (hablantes de náhuatl), tepehuanos y mestizos.
De acuerdo al XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 15 389 hablantes de cora en el estado de Nayarit y 16 410 a nivel nacional. Su lengua, también conocida como nayari, niuucari o naayeri, se deriva del tronco lingüístico yuto-nahua y junto con el huichol constituye la familia cora-chol.
La indumentaria femenina se compone de una amplia falda floreada, cuyo largo varía de acuerdo a la comunidad, combinada con una blusa de color brillante. El atuendo se complementa con collares, aretes, huaraches de plástico y rebozo negro. Los hombres visten pantalón de manta, camisa de color claro, sombrero y en la mayoría de los casos, huaraches de piel. Tanto hombres como mujeres utilizan morrales de lana o algodón tejidos por las mujeres en telares de cintura, adornados con flores, animales u otros motivos. El territorio cora abarca alrededor de 220 000 has. En la sierra del Nayar, a una altura que varía entre los 700 y los 2 000 msnm.
La región está surcada por cerros áridos de cuya base parten estrechas quebradas, formando barrancas en toda el área. En tiempo de lluvias, en esta orografía se forman torrentes que corren entre acantilados y desfiladeros.
Uno de éstos, la cañada del río de Jesús María, divide al altiplano en dos, sirviendo de límite entre el territorio de coras y huicholes.
Debido a la diversidad topográfica, existen diferentes tipos de clima que van desde el tropical hasta el templado y árido. La flora incluye árboles como el cedro, amapa, chicozapote, caoba, zacate, higuera, guásima, guanacastle, ceiba, gascalate y mezquite.
La mayoría de los pueblos coras se asientan en la tierra caliente, donde practican una agricultura de subsistencia y una ganadería doméstica con la cría de bovinos, ovinos, caprinos, porcinos, ganado caballar y mular, así como la cría de abejas, gallinas y guajolotes. Para completar el ingreso familiar, los varones suelen migrar temporalmente a la costa para trabajar en el corte del tabaco o en la pizca de maíz. Durante el ciclo agrícola, las familias abandonan su residencia para establecerse cerca de los campos de cultivo.
Su gobierno está compuesto de un cuerpo de autoridades tradicionales que se rotan entre cargos civiles (gobernador, alguaciles, justicias y centuriones) y religiosos (mayordomos y tenanches). En este sistema de cargos participan todos los varones adultos de la comunidad prestando servicio durante un año y ascendiendo poco a poco en la jerarquía.
Dentro de sus celebraciones religiosas destacan los mitotes, dedicadas al cultivo del maíz que puede tener un carácter familiar o comunal y en donde participan cantadores, músicos, danzantes narradores de sus mitos. También destacan las celebraciones de Semana Santa, del día de muertos (1 y 2 de noviembre), la de la Epifanía (6 de enero), la del Apóstol Santiago (25 de julio), la del Arcángel Miguel (29 de septiembre) y la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre).
Sus historias antiguas se transmiten oralmente de generación en generación y en ellas se narra cómo se construyó el mundo, se obtuvo la lluvia, el fuego, el tabaco o el maíz. Sus deidades están relacionadas con la naturaleza: el sol, la lluvia, el agua, el fuego, el mar, etcétera.

















                                                                 


OTOMÍES.
(Puebla - Hidalgo - Michoacán).
Los otomíes del Valle del Mezquital, Hidalgo, se llaman a sí mismos hñä hñü, de hñä, hablar y hñü, nariz, es decir, los que hablan la lengua nasal, aunque los otomíes de la sierra oriental se refieren a sí mismos como n’hyühü.
Son un pueblo montañés que habita en las zonas de tierra fría y templada del centro de la República mexicana y sus altiplanos: la sierra de las cruces, la meseta de Ixtlahuaca-Toluca, la escarpa occidental de la mesa central, los valles de Querétaro e Hidalgo, la Sierra Gorda, el Valle del Río Laja, los valles de Guanajuato, la sierra de Puebla y algunos lugares en el estado de Michoacán y Tlaxcala.
Las lenguas otomíes, también conocidas como hia hiu, hña’no, ñah ñu, ñuhu, ñ’ah ñu, jia jiu o ra yuhu, se derivan del tronco otomangue, familia otopame. En el censo general de población y vivienda (2000) se registraron 291 722 hablantes de otomí a nivel nacional, concentrados principalmente en los estados de Hidalgo, México, Quéretaro, Distrito  Federal, Michoacán, Veracruz y Puebla.
Son un pueblo agrícola cuya base nutricional es el maíz y el pulque, bebida fermentada que obtienen de la planta de maguey. En algunos lugares además de la milpa, producen ciertos cultivos comerciales como el trigo, la cebada, el cacahuate, el café, el jitomate y el garbanzo.
En las zonas frías es común la cría de borregos, especialmente para la obtención de lana que utilizan para el tejido de algunas prendas. Practican la alfarería, el tejido de cestería y en algunos lugares se conserva la técnica prehispánica del tejido de telar. Para complementar su economía, los hombres se ven obligados a migrar temporalmente para emplearse como jornaleros o peones en las ciudades o incluso viajan a Estados Unidos.
La indumentaria masculina se asemeja a la de los campesinos de la región. En el caso de las mujeres, son las ancianas quienes suelen usar la blusa tradicional de manta con bordados de colores en cuello y mangas. Encima de ésta llevan un quexquémitl o en su defecto, un rebozo.








                                                                                                                                                                         
TEPEHUAS.
(Veracruz - Hidalgo - Puebla).
La lengua tepehua, junto con el totonaco forman la familia totonaca-tepehua. La palabra tepehua es de origen náhuatl, su significado literal es «cerro-dueño».
No obstante, el grupo se llama a sí mismo kitndnkanma-kalkaman «nosotros somos de idioma tepehua» o bien hamaispini, «dueños del cerro». El primer gentilicio es de uso común en Pisaflores, municipio de Ixhuatlán de Madero, Veracruz, mientras que el segundo se menciona con más frecuencia en Chintipan, comunidad del municipio de Tlachichilco.
En el año 2000, el Censo General de Población y Vivienda reportó la existencia de 9 435 hablantes de tepehua a nivel nacional, la mayoría de ellos, concentrados en el Estado de Veracruz y en menor medida en Hidalgo y Puebla. A su lengua también se le conoce con los nombres de chahuindi, hamasipini o lhimak’alhk’ama’.
El territorio donde vive este pueblo forma parte de la Sierra Madre Oriental y comprende el norte del Estado de Puebla y regiones colindantes de Veracruz e Hidalgo. El clima es tropical y subtropical, influido por la proximidad de la costa del golfo, lo cual favorece lluvias, neblina y humedad constantes.
Por la zona cruzan los ríos Pantepec y Vinazco, alimentados por un conjunto de afluentes, entre los cuales figuran el Pilpuerta, el Beltrán, el Limón y Arroyo grande. En éstos se pesca mojarra, charal, bagre, un pequeño camarón conocido como acocil y la acamaya, especie de langostino de agua dulce.
Los terrenos aprovechados para el cultivo circundan los poblados, y más allá de ellos se encuentran los pastizales y bosques de los cuales las familias extraen bienes, sobre todo madera para la construcción de casas, leña, etcétera.
Todavía quedan restos del bosque tropical perennifolio, y las variedades de árboles maderables que allí se encuentran son: cedro, capomo, chicozapote, tempisque, ceiba, palo de rosa y algunos ejemplares de caoba. La tala es inmoderada y por ende es factible que las especies de potencial económico tiendan a desaparecer.
Los tepehuas practican la agricultura de roza, tumba y quema; debido a la falta de tierras, casi ya no practican la rotación de suelos. Los cultivos más importantes para el sustento son maíz, frijol, haba y quelites; la caña de azúcar y el café se cultivan para la venta.
Las casas son amplias y con techos de cuatro aguas. Lo habitual es construir varios recintos con distinta función cada uno. Por ejemplo, una familia puede disponer de cuatro inmuebles: en uno se encuentra la cocina y el lugar que sirve para comer y dormir, otro está destinado a hacer el pan, el tercero a guardar el maíz y otro más para guardar la ropa.
Alrededor de las casas se encuentra el chiquero y el corral.

Allí están las gallinas, guajolotes, pollos u otros animales, ya que es tradición de toda la familia contar con, por lo menos, tres parejas de animales. Las casas se fabrican con los siguientes materiales: para las paredes, carrizos, varas y lodo; para los techos, dependiendo de las posibilidades económicas, palma, lámina de cartón o de metal.
Los tepehuas presentan una notable afinidad cultural con los nahuas, totonacos y otomíes que habitan en la región, pues se desenvuelven en el mismo ambiente y las evidencias parecen indicar que tal ha sido la situación desde tiempos prehispánicos. A pesar de que cada pueblo conserva su propio idioma, se mantiene con mucha pureza una tradición común, sobre todo en lo que se refiere a la indumentaria, las danzas y la fabricación y uso de papel amate. Incluso, en los mercados locales es común que se reúnan indígenas pertenecientes a diferentes grupos, como en el caso del mercado de Xicotepec de Juárez, Puebla, donde comercian totonacos, tepehuas y nahuas.

















                                      

TOTONACAS.
(Veracruz - Puebla).
El vocablo totonaca se compone de los términos tu’tu o a’ktu’tu, que se refiere al número tres y nacu’ que significa «corazón».
Los totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo, los tres centros o tres corazones de su cultura.
El idioma totonaca y el tepehua pertenecen a la familia totonaca-tepehua. La lengua totonaca también es conocida como Tachihuiin, Tachuhuiin, Totonaco, Tutunakuj o Tutunacu.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró un total de 240 034 hablantes de esta lengua, la mayoría de los cuales habitaban una porción de la planicie costera norte del Estado de Veracruz y en la Sierra Norte de Puebla. En esta última región tienen una presencia significativa en 27 municipios y en 14 del Estado de Veracruz.
La región totonaca abarca desde el Río Cazones al norte, hasta Jalacingo al sur; y desde Xicotepec de Juárez y Zacatlán en el Estado de Puebla, hasta las costas del Golfo de México.
Comprende dos áreas ecológicas: la sierra, en las pendientes orientales de la Sierra Madre Oriental, en el Estado de Puebla, y la planicie costera.
Los totonacas son agricultores. Producen maíz, frijol y calabaza para el autoconsumo, y café para la venta. En la planicie también siembran vainilla, caña de azúcar, tabaco, algodón y cacao, cultivos comerciales que les proporcionan ingresos monetarios.
Los totonacas fabrican productos artesanales para uso familiar o ceremonial como cestos, vasijas, juguetes, incensarios de barro, máscaras de madera y ornamentos de palma. Las mujeres utilizan el telar de cintura para confeccionar prendas de su vestimenta tradicional y algunos otros productos comerciales como servilletas, manteles y toallas.
Actualmente los totonacas conservan estrategias ancestrales de aprovechamiento de los microagroecosistemas; poseen parcelas de tierra en diferentes altitudes y sobre laderas con distintas pendientes, así diversifican su calendario agrícola, siembran diversos productos y aprovechan mejor la fuerza de trabajo familiar.
En la zona costera la industria petrolera ha contaminado el agua y el suelo. Los bosques templados en la sierra norte de Puebla y la selva tropical húmeda de las llanuras veracruzanas sufren una tala inmoderada; esto ocasiona la desaparición de fauna que era para los totonacos una importante fuente alimenticia. Se han extinguido el venado cola blanca, el venado temazate y el jabalí o pecarí de collar.
La indumentaria femenina se compone de camisa bordada en punto de cruz y punto pasado, enredo, faja y quexquémitl.

La vestimenta masculina se compone de camisa con cuello cuadrado y bata ancha, calzón, faja, pañuelo y morral. En los pueblos de la sierra se usan los huaraches; los papantecos usan botines y un pañuelo de algodón enrollado al cuello o en la bolsa de la camisa.
Con la apertura de carreteras en la zona en la década de los 50, los totonacos se desplazaron a las ciudades cercanas en busca de trabajo asalariado.





















                                           


POPOLUCAS.
(Veracruz).
Se consideran a sí mismos como los hijos de homshuk, el dios del maíz, y se identifican más con el vocablo popolucas, que por los términos nativos de núntaha’yi, tuncapxe, yaac avu, nuntajuyi o el de anmati, palabras que denotan su filiación lingüística. También han sido llamados olmecas, zoque-popolucas y mixe popolucas.
La lengua popoluca deriva del tronco mixe-zoque; el popoluca de la sierra y de texistepec tienen más cercanía con el zoque, en tanto que el popoluca de Sayula y de Oluta con el mixe.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 38 139 hablantes de popoluca en el país, siendo Veracruz su más importante asiento con 36 643 personas hablantes de esa lengua, es decir, el 96% del total nacional.
La región istmeña de Veracruz se caracteriza por ser un espacio relativamente plano, que comienza a ser interrumpido por las estribaciones serranas que corresponden al Sistema Montañoso de los Tuxtlas y se asigna como su punto más alto el volcán de San Martín con una altitud de 1 764 msnm. La franja montañosa ocupada por los popolucas es conocida como la sierra de Santa Martha, en ella se ubica de manera destacada la población de soteapan a 499 msnm. Por su lado, Sayula se ubica en la zona más plana a 138 m. de altitud.
Debido a un proceso de transformación de la actividad productiva, que pasó de la agricultura a la ganadería en el istmo veracruzano, el espacio popoluca también se ha transformado; se ha reducido la producción maicera en favor de los cultivos forrajeros y comerciales. Los ejidatarios popolucas se han visto obligados a rentar sus tierras a los ganaderos particulares o a los mestizos que no se dan abasto con sus superficies de pastura, por lo que muchos de ellos dependen, a través del sistema de aparcería, de los ganaderos y caciques locales.
La vestimenta tradicional consistía en una manta tejida de algodón que se enrollaba en la cintura, sujetada con una faja que también era tejida, quedando el torso desnudo. En nuestros días, prácticamente ha desaparecido entre las mujeres popolucas este tipo de indumentaria, conservándola sólo las mujeres nahuas de la región. Ahora usan vestidos de faldas amplias y de colores intensos de confección casera, delantal y rebozo. Pocos hombres usan el típico calzón de manta, aunque todavía calzan huaraches tanto hombres como mujeres.
Además de la religión católica, los popolucas conservan algunas ceremonias de origen prehispánico, con relación a las actividades agrícolas, la caza y la pesca, venerando al huracán, dios del viento y a homshuk, el dios del maíz entre otras deidades menores.



















                                                       










MAZAHUAS.
(Estado de México - Michoacán)
Los mazahuas se llaman a sí mismos jñatjo. Se localizan en la parte noroeste del Estado de México y en una pequeña área del oriente del Estado de Michoacán.
La topografía de este territorio topografía se caracteriza por contar con un sistema montañoso de mediana altura. Los municipios que concentran la población mazahua son once, de los cuales diez se localizan en el Estado de México: Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Donato Guerra, El Oro de Hidalgo, Ixtlahuaca, Jocotitlán, San Felipe del Progreso, Temascalcingo, Villa de Allende y Villa Victoria; y uno, Zitácuaro, en el Estado de Michoacán.
La región presenta un sistema montañoso constituido por pequeñas cordilleras de mediana altura que forman parte de la Sierra Madre Occidental y ramificaciones de la cordillera neovolcánica. Existen notorios contrastes: áreas boscosas y otras semidesérticas o con un alto grado de erosión. Algunas montañas están cubiertas por bosques de árboles maderables.
La caza furtiva y la deforestación en la región, han originado que las especies de flora y fauna se encuentren en peligro de extinción.
De acuerdo con los datos del censo del INEGI del año (2000), en el país había 133 430 personas de 5 años y más hablantes de lengua mazahua. De éstas, el 90% se localizan en el Estado de México constituyendo el grupo indígena mayoritario en esa entidad.
La lengua mazahua se ubica en la familia otopame del tronco lingüístico otomangue. Esta lengua, conocida también como hnatso, hnatzo, ji naa o jñatjo, se encuentra emparentada con las lenguas otomí, pame, matlatzinca, ocuilteca y chichimeca.
En la región mazahua se produce principalmente maíz y en menor cantidad frijol, trigo, cebada, avena y papa; en algunos municipios cultivan chícharo, hortalizas y flores. La producción es básicamente para autoconsumo. La actividad pecuaria es de baja escala, no obstante constituye un apoyo importante para la economía familiar, principalmente la cría de ganado ovino y bovino. En algunos municipios se produce madera en rollo, raja para leña y carbón de encino.
Las actividades productivas las realizan en forma familiar y recurren a sus parientes más cercanos en la época de mayor trabajo en los cultivos. Utilizan herramientas tradicionales como mulas y bueyes en las labores agrícolas; en las mesetas y valles recurren al tractor para la roturación, barbecho, rastra y apertura de surcos, en algunos casos utilizan también la sembradora.
Debido a la insuficiente producción de alimentos, la mala calidad del suelo y el extremo minifundismo, los mazahuas han tenido que emigrar en busca de trabajo.
Los lugares más importantes de atracción migratoria son las ciudades de México y Toluca. La población migrante está formada tanto por hombres como por mujeres; ellos, empleándose como peones en lugares cercanos o como albañiles y obreros en los centros urbanos, las mujeres como sirvientas o como vendedoras ambulantes; en la Ciudad de México, a estas últimas se les identifica como «Marías».
La indumentaria de este grupo se ha transformado.
Actualmente la ropa tradicional está más arraigada en las mujeres; consta de falda y blusa de tela de satín de colores fuertes y brillantes (azul rojo, rosa mexicano y verde limón).
La falda es plisada con adornos de encaje en su alrededor.
La blusa, del mismo material, tiene adornos de encaje o de la misma tela en el cuello, pecho y espalda. Usan una falda interior blanca de manta o popelina plisada y adornada con una tira bordada que sobresale a la falda de color. Para protegerse del frío se cubren con un quexquémitl que consta de dos tiras anchas unidas en forma de triángulo, de tal manera que queda un hueco por el que introducen la cabeza.
Esta prenda es de lana de color azul, negro o café con delgadas líneas blancas, con bordado de flores o grecas alrededor del cuello.
En distintas localidades de la región se confeccionan cobijas, fajas, tapetes, cojines, manteles, morrales y quexquémitl de lana. En San Felipe del Progreso hay personas que se dedican a la elaboración de piezas de plata como arracadas, anillos, collares y pulseras; en distintas ocasiones han recibido premios por la técnica y por la belleza de sus obras.
El grupo mazahua mantiene el trabajo colectivo llamado «faena» que consiste en la cooperación de los miembros de la comunidad para la realización de obras o trabajos de beneficio colectivo como son escuelas, mercados y caminos.
En la actualidad los cargos religiosos tradicionales como el de la mayordomía se practica cada vez menos, principalmente entre los jóvenes; son los ancianos quienes tratan de mantenerlos. Las principales fiestas religiosas que se celebran son las del santo patrono de cada comunidad, la de la Virgen de Guadalupe, semana santa, y la de Nuestro Padre Jesús en San Felipe del Progreso, durante la segunda semana de enero.









PURÉPECHAS.
(Michoacán).
El purépecha es un pueblo de la región lacustre y montañosa del centro de Michoacán. Aunque también se les ha denominado tarascos, ellos se refieren a sí mismos como p’urhépechas, que en su lengua significa «gente, persona». El idioma p’urhé, también conocido como porhe, tarasco, purhépecha o purépecha, no tiene parentesco lingüístico cercano con ninguna de las familias lingüísticas que se hablan en la República mexicana.
El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) reportó la existencia de 121 409 hablantes de purépecha a nivel nacional, de los cuales 109 361 se encontraron en el Estado de Michoacán.
El territorio purépecha se extiende sobre alrededor de 6 000 km a una altura que oscila entre los 1 600 y 2 600 msnm sobre el eje neovolcánico. Es una área de relieve accidentado donde abundan los conos truncos y planos rellenos de arena, en cuya mesa es costumbre sembrar maíz. Generalmente se le ha subdividido en cuatro regiones: el lago, la cañada de los once pueblos, la meseta y la ciénega.
La economía de los purépechas es diversificada, ha estado sustentada tradicionalmente en actividades primarias tales como la agricultura, la pesca, la recolección y la cacería. En el sector secundario, históricamente han sido importantes la producción de artesanías y el comercio. A estas actividades habría que agregar la explotación forestal, además de una incipiente ganadería e industria textil, sin embargo, después de la década de los 40 empieza a observarse una fuerte migración de la población purhé sobretodo a los Estados Unidos en busca de ingresos que completen su economía. A las contribuciones enviadas por esta población que trabaja en el extranjero se deben muchas de las obras públicas que actualmente se realizan en los pueblos.
En este siglo, los purépechas tomaron parte activa en los movimientos campesinos del periodo revolucionario y la cristiada. Generaron un poderoso movimiento agrarista que logró recuperar algunas de las tierras comunales que habían perdido hacia finales del siglo XIX.
Durante la década de los 80, crearon un poderoso movimiento comunitario que ha conducido en una defensa de su patrimonio, sus mecanismos de gobierno y el impulso al uso de su lengua.




                                                                                                                                          

MATLATZINCAS.
(Estado y Ciudad de México).
Matlatzinca es el término con que los mexicas designaron a este grupo. En náhuatl significa “los señores de la red” o “los que hacen redes”, y deriva de matlatl: red; zintil: reverencial y catl: gentilicio. Por otra parte, debido a que hubo grupos matlatzincas que ocuparon algunas zonas al interior de la región purépecha poco antes de la llegada de los españoles, sus pobladores los denominaron pirindas, es decir, “los de en medio”. Actualmente, el grupo se nombra a sí mismo matlatzinca.
El matlatzinca es uno de los pueblos indígenas del país que mayor desintegración ha sufrido. De haber sido un grupo que ocupaba un amplio territorio en la época prehispánica, el correspondiente a los actuales estados de Michoacán, Guerrero y México, se ha reducido a una sola comunidad: San Francisco Oxtotilpan, ubicada en el municipio de Temascaltepec, Estado de México. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000) se registraron 1 302 hablantes de matlatzinca, de los cuales 1 055 se encontraban en el Estado de México, y 220 en el Distrito Federal.
El pueblo de San Francisco Oxtotilpan se encuentra a 36 kms.
De la ciudad de Toluca y se ubica dentro del sistema orográfico del Nevado de Toluca, al pie de la Sierra de Temascaltepec.
Los montes cercanos como el Zinacantepec y la Sierra de Temascaltepec y Valle de Bravo, están cubiertos por bosques de coníferas (pinos, encinos, oyameles y ocotes).
La lengua matlatzinca está considerada dentro de la rama otomangue, otomí-pame. En ésta hay cuatro familias: pame, jonaz, matlatzinca y otomazahua. A su vez, la familia matlatzinca se subdivide en dos lenguas: la matlatzinca y la ocuilteca.
En la actualidad, la lengua matlatzinca está desapareciendo debido a que cada vez son menos los hablantes. La mayoría de la población de San Francisco es bilingüe, y cada vez domina más el uso del castellano. El uso de la lengua materna se da entre la gente mayor y sólo en algunos niños pequeños.
Uno de los factores que ha provocado mayores cambios en la utilización de la lengua materna ha sido la migración. La necesidad de conocer y manejar el castellano fuera de la comunidad, así como la adquisición de nuevos patrones culturales, contribuyen a la reducción del número de hablantes.
La vivienda matlatzinca es por lo general de un solo cuarto, el cual se utiliza como dormitorio y cocina. Todas las casas cuentan con huertos donde se cultivan árboles frutales, verduras y flores; también cuentan con corrales donde se crían algunos animales domésticos. Es frecuente también encontrar temazcales.

La gran mayoría de los pobladores del municipio de Temascaltepec se dedica al trabajo agrícola; en la cabecera municipal se ocupan en actividades comerciales, educativas, de transporte, minería, de la construcción y servicios públicos.
La población de San Francisco es esencialmente agrícola.
Los productos principales, el maíz y el frijol, que se obtienen de la actividad agrícola, son para el consumo interno, y para la venta se produce la papa, el chícharo, la avena, el trigo, la caña de azúcar y diversas frutas.
La recolección de plantas, los huertos familiares y la cría de animales domésticos son también soportes de la economía matlatzinca. El ganado pequeño se alimenta con avena y cebada. Existe un pequeño comercio interno, donde a veces se hace el cambio de algún animal por un terreno, por costales de semilla o por lo que se considere equivalente.
El ganado es de considerable importancia por la manera como se vincula con la agricultura. Es una reserva alimenticia, muy útil en los trabajos de siembra, de limpia de terrenos, para acarreo, como transporte y como productores de abono. Los animales que se utilizan para estas actividades son caballos y bueyes. La poca leche que se obtiene de las reses es para consumo familiar. Algunas familias crían ovejas para vender la lana. En menor grado, existe la cría de cerdos para el consumo y la venta.
La explotación forestal es otra fuente de ingresos. Algunas comunidades comercian con ella, mientras que en otras, los productos forestales se cambian por otros de consumo familiar.
Los matlatzincas complementan su economía con el trabajo asalariado migrando a las ciudades de México, Toluca o Cuernavaca.
La base de la organización social es la familia. Ésta se constituye mediante el matrimonio civil y/o religioso, o bien por “unión libre”. La residencia, por lo común, es patrilocal.
Una de las formas tradicionales que los matlatzincas conservan para la organización del trabajo es la denominada faena, es decir, la cooperación obligatoria que tienen que prestar los habitantes (principalmente los adultos de sexo masculino) para las obras en beneficio de la comunidad (construcción y reparación de caminos, construcción de la escuela, mantenimiento de las obras de riego, etcétera).
En San Francisco oxtotilpan prevalece el sistema de cargos.
Este sistema implica que los habitantes que han llegado a ser ciudadanos se emplean en algún puesto civil o religioso para el servicio de la comunidad. De hecho, la trayectoria de un individuo en el sistema se va alternando entre los cargos de la delegación municipal y de la iglesia. La religión predominante es la católica, pero alrededor de la cuarta parte de la población matlatzinca es protestante o adventista.
Las fiestas más importantes de la comunidad son la del santo patrono, y la del día de muertos. En ambas participan todos los habitantes del pueblo; los que residen fuera de él envían su cooperación para los gastos que sean necesarios.


















                                           









TLAHUICAS.
(Estado de México).
Los hablantes de ocuilteco se reconocen a sí mismos como tlahuicas y se resisten a ser reconocidos como ocuiltecos pues desde hace tiempo tienen rivalidad con sus vecinos originarios de Ocuilan, cabecera municipal de Ocuilan de Arteaga, México. Sin embargo, los lingüistas los reconocen como ocuiltecos.
Habitan en la comunidad de San Juan Atzingo, Estado de México. El XII Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 466 hablantes de ocuilteco. Esta lengua, conocida también como atzinca, runujinara o tlahuica, forma parte del tronco otomangue, familia otopame y tiene afinidad con la lengua matlatzinca.
San Juan Atzingo se localiza en el municipio de Ocuilan, limítrofe con el Estado de Morelos, muy cerca de las ruinas prehispánicas de Malinalco y del Santuario de Chalma. La altura promedio de la zona es de 2 500 msnm, el clima es frío con temperaturas que en el invierno llegan a varios grados bajo cero. Su flora es variada, con abundancia de pináceas, encino, madroño, aguacatillo y fresno. También cuenta con árboles frutales como pera, manzana, durazno, capulín y tejocote.
Los ocuiltecos mantienen la forma de tenencia comunal, incluyendo los pequeños terrenos boscosos. La principal actividad económica es la agricultura de temporal, en ella sobresalen los cultivos de maíz, frijol, chile, cebada, avena y trigo. El chícharo se cultiva con fines comerciales.
La ganadería mayor es inexistente. Entre las especies menores predominan el borrego y la cabra, que sirven tanto para la venta como para el autoconsumo. Los reducidos bosques proporcionan la madera que sirve para la construcción de casas y como combustible. También se explota el maguey, de donde se extrae pulque.
Las viviendas de San Juan Atzingo son de madera, por ser éste un material de fácil obtención; son amplias, constan normalmente de dos cuartos rectangulares que sirven de dormitorios y una cocina anexa. En el solar se localizan los macheros en donde se encierran los caballos y mulas; también hay chiquero y gallinero y, en ocasiones, un temazcal.






                                                                                                                                                                          
MIXTECOS.
(Guerrero - Oaxaca - Puebla).
Los mixtecos se autonombran ñuu savi, que significa en castellano «pueblo de la lluvia». Desde el siglo XVI, con la llegada de los españoles a la región donde habitan, se le conoce como la mixteca. La región ocupada por los mixtecos abarca parte de los Estados de Oaxaca, Guerrero y Puebla.
En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron en el país 444 498 hablantes de mixteco, de los cuales 244 029 residían en 203 municipios de Oaxaca, ubicados mayoritariamente en los exdistritos de Silacayoapan, Huajuapan, Juxtlahuaca, Coixtlahuaca, Nochixtlán, Teposcolula, Putla y Jamiltepec; otros lugares de concentración importantes se registraron en los estados de Guerrero, con 103 152 hablantes; México, 27 311; Baja California, 14 184; Sinaloa, 13 888; y, en el Distrito Federal 27 311.
La lengua mixteca se deriva del tronco otomangue; junto con el cuicateco y el triqui forma la familia mixteca. De acuerdo con los datos proporcionados por los lingüistas, existen por lo menos cinco lenguas mixtecas: mixteco de la costa, o tu’un sa’an va’a, tu’un ca’an va’a, tye’enli, o tsa ca’an va’a; mixteco de la mixteca alta llamado también hñuu dabi, sain sau, hñuu davi, ñayuu sau, sañi sau, nchivi savi, tunu’u o tu’u ca’a caji; mixteco de la mixteca baja o ñuu sabi, ñuu savi, tacuate, tu’un davi, ñayiu dau, to’o nda’i o ca’a nda’i; mixteco de la zona mazateca o ña ma ñuu y mixteco de Puebla.
En Oaxaca existen aún casas de planta circular, sobre todo en la costa, aunque es más común encontrar casas rectangulares de 4 x 6 m, usadas como dormitorios, con una pieza más pequeña usada como cocina. La casa tradicional cuenta con una sola puerta que abre hacia el solar, rara vez a la calle.
Los materiales utilizados para su construcción pueden ser desde los troncos, tejamanil, zacate, hojas de ocote y maguey, hasta los de reciente introducción como láminas de asbesto o aluminio y en ocasiones, loza de concreto.
La agricultura es la actividad económica básica; se cultivan superficies menores a las dos hectàreas, generalmente de temporal, bastante erosionadas y poco propias para cultivo.
Los principales productos que se obtienen son maíz, frijol, trigo, ajo, tomate y cebolla. Los recursos forestales se explotan a nivel individual y de manera limitada pues la tala inmoderada ha llevado a deforestar grandes extensiones de tierra en la región.
La ganadería es extensiva de especies menores (cabras y ovejas) e igualmente pobre. La minería prácticamente está en receso, pues actualmente no se explotan los recursos minerales que hay en la región. La explotación pesquera enfrenta problemas legales; sin embargo se consumen especies a nivel local, cuya pesca se realiza de forma rudimentaria.
La región mixteca se caracteriza por una diversificada producción artesanal. Se manufacturan pozahuancos, textiles de algodón y lana como servilletas, cobijas, huipiles, morrales, ceñidores, camisas, cotones, rebozos y enredos de lana; cestería de carrizo y de palma, muebles, velas, cerámicas de diversos barros para distintos usos, talabartería y herrería.
Con la caída del comercio de la grana, a fines del siglo pasado, la población mixteca empezó a emigrar estacionalmente. Este fenómeno se ha venido incrementando debido sobre todo al dramático proceso de erosión del suelo de la región, de tal manera que hoy la mixteca es la principal región expulsora de mano de obra existente en el país. La mayoría de los migrantes va a trabajar a la zafra en Veracruz y Morelos, al corte de algodón en Sonora, a la pizca de jitomate en Sinaloa, a la construcción y otras actividades en el Distrito Federal o a los campos hortícolas de Estados Unidos.
En el exterior, los mixtecos no pierden los lazos que los vinculan con su lugar de origen, sino por el contrario, la tradición y la identidad se mantienen a través de las organizaciones de migrantes. En Estados Unidos, los mixtecos se han organizado para reivindicar sus derechos laborales, civiles y humanos.

















                                                                                                                                                

AMUZGOS.
( Oaxaca - Guerrero)
Al parecer cada localidad amuzga tiene su manera de autonombrarse. Los Amuzgos de la localidad de San Pedro Amuzgos se llaman a sí mismos Tzjon Noan que en su lengua significa «pueblo de hilados, hilo suave o mecha».
Las lenguas amuzgas derivan del tronco otomangue y también se les conoce con los nombres de tzhonoa, tzoñ’an, tsañcue o nañcue.
Su territorio abarca una superficie aproximada de 3 000 km, en municipios de la región limítrofe, entre los estados de Guerrero y Oaxaca.
La población amuzga se concentra en los municipios de San Pedro Amuzgos y Santa María Ipalapa en Oaxaca y, Xochistlahuaca y Ometepec en Guerrero. En el XII Censo General de Población y Vivienda (2000), se registraron 41 455 hablantes de amuzgo a nivel nacional, la mayoría de ellos (34 601 hablantes) habitaba en el estado de Guerrero.
Su hábitat se caracteriza por ser una región cálida de vegetación exuberante y de topografía accidentada, cuya elevación fluctúa entre los 200 y 900 msnm. Es una región surcada por diversos ríos y corrientes de agua. El clima es cálido subhúmedo con lluvias de junio a noviembre y una temperatura media anual de 25° C.
La flora es de tipo tropical subcaducifolio en donde se encuentran pochote, guarumbo, cornezuelo, guamúchil y diversas especies de palmas. Practican una agricultura basada en el cultivo de maíz, frijol y chile; en menor escala siembran ajonjolí, cacahuate, calabaza, café y caña, así como, frutas tropicales como el plátano, aguacate, melón, mango y algunos cítricos.
Comparten un territorio en donde conviven con triquis, mixtecos, chatinos, nahuas, tlapanecos y mestizos, configurando una región interétnica. Los mestizos residen en las comunidades amuzgas, donde son mayoría.
Los amuzgos han conservado su indumentaria tradicional, elaborada en el telar de cintura. Las mujeres visten un enredo blanco o azul con bordados en la orilla. Se acompaña de un huipil  tejido con figuras antropomorfas, zoomorfas o geométricas en vistosos colores cuyo detalle varía de un pueblo a otro. Las mujeres producen además de su vestimenta, rebozos y manteles para el mercado.
Las principales actividades económicas de los amuzgos son la agricultura de subsistencia y el trabajo artesanal. Elaboran objetos de barro como ollas, comales, jarras y cazuelas; de ixtle, morrales y hamacas y cestería de bambú y palma.
En el trabajo mantienen relaciones de solidaridad como la «mano vuelta» que son agrupaciones espontáneas de ayuda solidaria entre parientes y amistades para tratar de resolver problemas inmediatos como mayordomías, casamiento, bautizo, cultivos y construcción de sus viviendas.
Las comunidades tienen un cuerpo de autoridades tradicionales entre las que destacan el consejo de ancianos.
También organizan un ciclo ritual de fiestas en torno a los santos patronos de los pueblos a cargo de mayordomos.
Sobresalen las fiestas dedicadas a San Pedro, en San Pedro Amuzgos; San Miguel en Xochistlahuaca; Santa María en Ipalapa y San Sebastián en Cosoyoapan, a estas fiestas se suma la celebración del carnaval, semana santa, todos santos y navidad.




















                                                                                                                                             


TLAPANECOS.
(Guerrero).
Tlapaneco es el nombre con el que los nahuas denominaron a este pueblo y deriva del principal lugar de su asentamiento: Tlapa. Los tlapanecos se llaman a sí mismos mbo me’phaa, que significa «el que es habitante de Tlapa». Hablan la lengua tlapaneca, también conocida como mi’phoa o me’phaa, que es tonal y pertenece a la familia subtiaba-tlapaneca del tronco otomangue.
El territorio tlapaneco se localiza entre la vertiente de la Sierra Madre del Sur y la costa de Guerrero, con altitudes que varían de 800 a 3 050 msnm.
El clima predominante en la zona es templado subhúmedo, con una temperatura media anual de 18°c.
La población tlapaneca se ubica en su mayoría en los distritos de Morelos y la Montaña, principalmente en los municipios de Atlixtac, Malinaltepec, Tlacoapa, San Luis Acatlán y Zapotitlán Tablas, y en menor medida en Atlamajalcingo del Monte, Metlatonoc, Tlapa, Quechultenango, Ayutla de los Libres, Azoyú, Acapulco de Juárez y Copanatoyac.
El Censo General de Población y Vivienda (2000) registró 90 443 hablantes de tlapaneco en el estado de Guerrero y 99 389 a nivel nacional.
Los tlapanecos siembran maíz, frijol y calabaza para su alimentación, además de otros cultivos comerciales como la jamaica en la costa y el café en la montaña.
Ambos productos constituyen la principal fuente de ingresos para las familias y absorbe la mayor parte de la fuerza de trabajo.
En la actualidad no se usa la indumentaria tradicional porque ha sido sustituida por la ropa industrializada. Originalmente la mujer vestía una enagua y blusa de manta tejida con diversos colores. Invariablemente usan rebozo. El hombre vestía calzón de manta blanca, angosto y anudado a los tobillos, camisa también de manta blanca, ceñidor, huaraches y sombrero.
La mayordomía es una institución importante, tanto por las fiestas como por el trabajo agrícola. Todos los miembros de las comunidades cooperan física y económicamente por igual. En la mayordomía existe un trabajo de ayuda mutua conocido como naguma xtaja, donde todos los socios se ayudan sin remuneración económica.



                                                                                                                                           



















                                                                      









POPOLOCAS.
(Puebla).
El gentilicio popoloca era utilizado por los aztecas para referirse a los pueblos que hablan lenguas ajenas al tronco nahua. Este término se aplicaba a los extraños y extranjeros, y se utilizaba en un sentido peyorativo de bárbaro, tartamudo y poco inteligente.
El popoloca es una lengua tonal que forma parte del tronco otomangue, familia popoloca. Una misma palabra puede tener
diversos significados, según el tono con el cual se pronuncia.
Algunos lingüistas mencionan la existencia de cuatro tonos, y otros, la de tres. Por todo lo anterior su escritura y su aprendizaje resultan sumamente difíciles. Existen tres variantes de esta lengua, muy diferentes entre sí, lo que dificulta el entendimiento entre los popolocas de las tres zonas en las que éstos se ubican.
En el XII censo general de población y vivienda (2000), se registraron 14 499 hablantes de popoloca en Puebla, mientras que a nivel nacional la cifra era de 16 468 hablantes.
Los popolocas se ubican en el Estado de Puebla, en tres fracciones del territorio sin continuidad geográfica, que ocupan los siguientes municipios: Tlacotepec de Juárez, al noroeste de Tehuacán; San Gabriel Chilac, al sur del mismo lugar; Tepexi de Rodríguez y Santa Inés Ahuatempan, al norte de Acatlán y al oeste de Tehuacán.
El sistema predominante de tenencia de la tierra es la propiedad privada, aunque también existe la comunal y la ejidal. La actividad económica fundamental es la agricultura. El maíz es el principal cultivo, sin embargo, debido a lo reducido de la parcela y a la mala calidad de los suelos, la producción es insuficiente, lo que obliga a la población indígena a comprar una parte del que consume a los comerciantes de los pueblos vecinos.
En pequeña escala se cultivan el frijol y el trigo, este último con fines comerciales. El guaje es abundante y sus semillas crudas o cocidas sirven como alimento complementario, al igual que la tuna y diversos vegetales. La cría de animales se reduce a algunas cabras, unos cuantos cerdos, guajolotes y gallinas, que eventualmente llegan a venderse. Un ingreso económico importante se obtiene a partir de la venta de tejidos de la palma, principalmente en la zona de Tepexi. Con este material las mujeres fabrican petates que truecan por maíz u otros artículos, o bien, que venden a los acaparadores locales a un precio inferior al comercial. Es común que los hombres se contraten como peones en sus propias localidades, o busquen trabajo temporal en las plantaciones cercanas o en la Ciudad de México. Pocas veces emigran a lugares muy distantes o se alejan definitivamente de sus comunidades.